Descartan que haya más sobrevivientes del naufragio en China

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No hay esperanza de vida en el «Estrella Oriental», la embarcación que naufragó el lunes pasado en el río Yangtsé en China con 456 personas a bordo y de las que tan sólo 14 sobrevivieron.

Después de tres días de complicados y continuos trabajos de rescate en un río de condiciones complicadas para una tarea de ese calibre, el Gobierno chino consideró ayer que no hay posibilidades de encontrar más sobrevivientes.

«Tras una intensa exploración (del buque), no hemos encontrado signos de vida (dentro). Los expertos dicen que la posibilidad de que haya sobrevivientes es muy, muy limitada», afirmó el responsable de la operación, Xu Chengguang, quien elevó la cifra de cuerpos encontrados a 77.

Una vez descartada esta posibilidad, las autoridades decidieron devolver el navío a su posición normal, ya que en el naufragio -causado en principio por un tornado- el buque se volteó.

Con inmensas grúas que sobresalen del caudaloso río, los buzos amarrarán el barco casi hundido con cables de acero y dos embarcaciones de 500 toneladas cada una darán el empujón final para que el «Estrella Oriental» vuelva a su posición natural.

La operación comenzó anoche (hora local) y no se sabe cuánto puede prolongarse, ya que sigue habiendo muchas dificultades, entre ellas las corrientes del río y la falta de visibilidad en el agua.

Una vez «en pie», los equipos registrarán cabina por cabina en busca de víctimas, cuyo número se espera que ascienda a centenares, pues la mayoría de los pasajeros que viajaban en el navío -jubilados de turismo entre 50 y 80 años- estaba ya durmiendo cuando se produjo el naufragio, que ocurrió en poco más de un minuto.

En Jianli, la ciudad por donde pasa el tramo del Yangtsé escenario del siniestro, las autoridades ya se preparaban para lo peor. Cientos de ataúdes eran preparados en el tanatorio, custodiado por un fuerte dispositivo militar y policial que evitaba que los numerosos curiosos o los pocos familiares que se acercaban pudieran acceder al mismo.

Fuente: El Mercurio