Trauwün, que en mapudungún significaría «reencuentro», es el nombre de la nave pesquera de Eric Aravena. Tiene 17 metros de largo, siete de ancho y más de 80 toneladas de peso. Y quedó allí, a 70 metros del mar, en plena costanera.
Cuatro son las embarcaciones de grandes dimensiones que fueron arrastradas hasta la vereda de la avenida Costanera, en Coquimbo, pero una es la que se ha robado todas miradas, cámaras de medios de comunicación y selfies de transeúntes.
Blanca, roja y azul. Tiene 17,46 metros de largo y seis de ancho. Pesa 80 toneladas. Y quedó allí, a 70 metros del mar y del muelle de pescadores que desapareció. Se trata del barco pesquero Trauwün I, que, según su dueño, Eric Aravena, es un nombre mapuche que en mapudungún significa algo así como “reencuentro”.
“Se ha convertido en la nave emblema del terremoto, porque ha salido en varios medios y le sacan hartas fotos. Como una especie de puerta de entrada a todo esto”, cuenta Aravena, mientras rodea el barco que hoy está en plena vía pública.
También añade que “es tragicómico, porque hay otras cosas mías que se han convertido en símbolos de la tragedia. En el sector de Baquedano, por ejemplo, lo que más se mostraba era el tanque de ácido sulfúrico que quedó volteado. Ese también es mío. Es de una pequeña empresa de transportes que tengo”.
Crustáceos
La historia de la embarcación comenzó en 2000, cuenta el hombre. “Fue cuando tuve la oportunidad de expandir mi empresa de pesca de crustáceos, langostinos y camarones. Antes de esta nave tenía a la Marina Bernarda II, que estaba en reparaciones. Y, como necesitaba algo más grande, me decidí a construir este barco. Empezamos a armarlo en el 2000 y para noviembre de 2003 lo metimos al mar. De ahí nunca más salió. Hasta ahora”.
El último viaje del Trauwün I fue el 31 de agosto pasado, cuando volvió de Quintero a Coquimbo. “El 1 de septiembre comienza la veda de los crustáceos y se tenían que guardar todos los barcos, aunque ahora lo estábamos usando para un estudio que está haciendo la U. Católica del Valparaíso, desde Antofagasta hasta Quintero, sobre el stock de la fauna que hay en la zona”, añadió el empresario-pescador.
Sobre el futuro de su bote y sus pymes, Aravena dijo que “el tsunami me afectó bastante, sobre todo porque no tenía seguros. Uno piensa que nunca le va a pasar, hasta que pasa, pero yo siempre estoy en la misma. Ahora veremos cómo salimos. Afortunadamente, la empresa de transportes funciona en un 50% y para lo de barco dependemos de lo que pueda hacer el gobierno. A éste le tocaba varar el próximo año para hacer la mantención fuera del mar, así que habrá que hacerla ahora nomás, para avanzar en algo, hasta que pueda volver a flotar”.
¿Y si el suelo no lo soporta?
El ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, adelantó que este jueves se realizará una reunión entre el comandante de la Armada, Manuel Cofré, que tuvo a cargo la maniobra de despeje de los barcos varados en Talcahuano, tras el 27/F, y la directora Nacional de Obras Portuarias, entre otras autoridades, para definir cómo se realizará la operación.
“El problema no es sólo trasladar la grúa especial, lo que ya tenemos avanzado, sino saber si se puede instalar en la losa de la caleta, lo que implica verificar los daños bajo tierra. Si el informe da cuenta que no se puede instalar este tipo de grúa, se buscará otra solución”, dijo la autoridad.
En Talcahuano, para el tsunami de 2010, hubo 46 naves varadas y las labores de despeje se extendieron durante dos meses.
Fuente: La Tercera
El barco «emblema» de la tragedia en Coquimbo http://t.co/uRHuoak0Hf http://t.co/fmxsdtTNt8