Ya está definido el diseño preliminar de los prototipos, los que tendrán autonomía para recorrer hasta 1.200 millas náuticas.
Una embarcación similar a una lancha, de 8 metros de eslora (largo), 2,3 metros de manga (ancho) y 4,1 metros de estructura sumergida bajo el agua.
Sobre su cubierta y al interior de esta, una serie de sensores, sondas, radares, sistemas de comunicación, incluyendo el satelital, y videos que permitirán el monitoreo de las condiciones del mar, las temperaturas y niveles de oxígeno, además del comportamiento de la biomasa marina.
Una velocidad máxima de seis nudos y una autonomía de recorrido de 1.200 millas náuticas, las que equivalen a la distancia que hay, en tierra firme, entre las comunas de Arica y Curicó, o entre Santiago y la localidad de Villa O’Higgins, en Aysén.
Esas son las principales características que tendrán embarcaciones marinas no tripuladas que serán construidas desde los próximos meses en el astillero de Arica, en colaboración con dos consorcios canadienses -Robert Allan Ltda e ISE- que apoyarán con diseños y aplicaciones en robótica.
Mientras tanto, ya está listo el diseño preliminar de los prototipos, los que serán usados para la industria pesquera y también en investigaciones científicas.
Hasta ahora la inversión inicial prevista por embarcación es de $170 millones, pero ese monto aumentará luego de las pruebas de campo que se realizarán en la bahía de la ciudad del extremo norte del país, las que obligarían a modificar el diseño inicial y la distribución del complejo y sofisticado equipamiento que transmitirá los datos a una estación terrestre.
«Es una nave de tamaño reducido, no tripulada, que reemplazará a un barco. Hoy, el norte está súper complicado con el fenómeno de El Niño y la recolección de datos con los medios que hay disponibles es limitada. Con esto se podrá transmitir información en tiempo real a tierra, para tener un monitoreo mucho más eficiente de las condiciones que se están dando frente a las costas del norte de Chile», indicó Marcelo Mahuzier, gerente general del astillero de Arica.
«La aplicación marina es compleja, pero la próxima frontera de vehículos no tripulados es el mundo marino. Hoy hay submarinos a control remoto que bajaron, por ejemplo, al Titanic, pero ahora estamos hablando de autónomo sin un cordón umbilical que los esté monitoreando. Ese tipo de naves existe, pero comercialmente y masivamente, todavía no», añadió.
Pangas «robotizadas»
Otra de las actividades marítimas que serán «robotizadas» son las que realizan las embarcaciones tipo panga, que funcionan moviendo las redes que llevan la captura a los barcos de pesca, y que son muy inestables.
Hoy se estima que entre las regiones de Arica y Parinacota y Coquimbo operan más de 60 embarcaciones de este tipo, y la idea es reemplazarlas.
«Es fantástico que en la Región de Arica y Parinacota se consolide una actividad así, con ese nivel de capital humano», señaló Sergio Giaconi, gerente general de la Corporación de Desarrollo Productivo de Arica, que agrupa a industriales y empresarios de la zona.
En 2015
Ese año comenzaron en la «Puerta Norte» los estudios conceptuales de los prototipos.
Fuente: El Mercurio
