Operadores de cruceros acusan daño a la imagen del país tras bloqueo en puertos

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Las accidentadas maniobras de zarpe y recalada que tuvo esta semana el crucero «Crown Princess», primero en Valparaíso y luego en Puerto Montt, mantienen inquietos a los operadores, líneas navieras e incluso a los municipios por los conflictos entre trabajadores y las administraciones portuarias.

Y es que el bloqueo a estas naves no es un hecho aislado. El 20 de octubre pasado una protesta de estibadores interrumpió la recalada del crucero «Insignia» en Iquique, justo cuando en ese puerto inaugurarían las obras de reconstrucción, tras el terremoto de abril de 2014. La embarcación tuvo que desviarse hacia Coquimbo, luego que la empresa denunciara «falta en las condiciones de seguridad» para los pasajeros.

«Estamos preocupados porque las manifestaciones en otros puertos tienen un efecto importante en la imagen que le vamos dejando como país a los cruceros», dice el vicepresidente de Puertos del Cono Sur, Ignacio Covacevich. Esto, agrega, porque la industria registra un crecimiento anual en torno al 5%, además del impacto en los servicios de comercio, turismo, restaurantes y transportes en cada una de las ciudades donde recalan las embarcaciones.

Estima que un pasajero deja entre 80 y 100 dólares cada vez que desciende en un puerto chileno. Al año, el negocio movería en la economía nacional entre 80 y 100 millones de dólares.

Rafael Montes, presidente de la Cámara de Comercio y Turismo de Iquique, indica que estos conflictos podrían volver a repetirse y teme que se transformen en una nueva medida de presión de parte de los estibadores. «El turismo es un área sensible y estas empresas evalúan continuamente sus rutas», sostiene.

Las próximas dos recaladas en Antofagasta están programadas para el 11 y 13 de marzo, con los cruceros «Amadea» y «Hanseatic». Ambos estarán solo algunas horas en esa ciudad y partirán a la V Región.

Por ello, el director de la Cámara de Comercio de Antofagasta, Antonio Sánchez, comenta que «debemos apostar por recibir a más cruceros, porque aún tienen visitas esporádicas a Chile».

«Hay que incentivar esa industria. Estos episodios solo hacen que los operadores opten por tomar otros destinos turísticos y se pierde todo el esfuerzo que se hace por atraerlos», añade.

El gerente de la Corporación Municipal de Turismo de Coquimbo, Luis Pastén, advierte que el pasajero no distingue entre ciudades, ni puertos, y recoge una impresión general del país. Explica que adelantar o atrasar la llegada de un crucero provoca dificultades en los puertos, pues modifica los horarios de atención y los servicios que prestan las empresas a esos visitantes. «Nosotros recibimos (a los turistas) con un esquinazo, ponemos guías bilingües, tanto en el terminal de pasajeros como en la salida del puerto y dentro de los distintos recorridos, las visitas a cafeterías y variados city tours «, detalla.

Ante ello, Covacevich cree que la solución pasa por mantener «comunicación directa» con las líneas navieras y que «no quede la incertidumbre de que esto vuelva a suceder».

ITINERARIO

Los cruceros recalan en los puertos del norte de Chile para abastecerse de alimentos y combustibles.

24 millones de personas al año viajan en cruceros a diferentes destinos del mundo.

10 puertos hay en el país habilitados para recibir a pasajeros de estos barcos.

50% de los recursos de las naves en los puertos está asociado a combustible y gastos portuarios.

239 recaladas se produjeron en Chile, sumando los diez puertos habilitados, durante la temporada pasada.

Fuente  El Mercurio