El alcalde Omar Vera subió a bordo del «Norwegian Sun» para agradecer a su capitán y tripulación el haber protagonizado un significativo hito: convertirse, según enfatizó, en el primer crucero en la historia de San Antonio en recalar en su puerto.
El desembarque de 1.700 pasajeros y embarque de una cifra similar en ese terminal fue a consecuencia de los conflictos internos en el puerto de Valparaíso, que hicieron a las autoridades del buque de pasajeros desestimarlo a último momento como punto de destino, ante el temor de sufrir nuevos bloqueos por parte de los estibadores.
Junto con invitar a la tripulación a regresar la próxima temporada, Vera resaltó que el hito concretado ayer puede abrir una nueva actividad económica en el terminal sanantonino, por lo que en la atención brindada ayer se desplegaron esfuerzos «con un norte: consolidar a San Antonio como primer puerto de Chile».
La atención en un sitio de tres hectáreas inmediatamente vecino a la nave, con carpas en donde personal del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y Aduanas realizaron su inspección, fue expedita. Pero los problemas surgieron para los pasajeros que anularon las reservas de taxis y buses contratados en Valparaíso y no pudieron acceder a la movilización independiente de la dispuesta por las agencias de viaje. «Hay buena onda de todos, pero no hay minibuses suficientes», reclamó airadamente la turista mexicana Blanca García, quien tuvo que apretujarse con sus maletas y grupo de amigos en un auto, cuyo conductor cobró US$ 100 por llevarlos a Santiago.
En el embarque también hubo problemas. La fila de pasajeros y maletas que esperaban abordar el minibús dispuesto por Puerto Central para ingresar al recinto se extendía hasta la línea del ferrocarril (una cuadra), y en varias ocasiones se tuvo que mover para dejar paso al tren de carga. «Mi marido se está asoleando y sufre de cáncer a la piel», reclamó Adriana Vega, de Miami Florida, que estaba en la fila.
FACILIDAD Hubo buses gratuitos para los 380 pasajeros que desearon cumplir sus tours en Valparaíso.
Fuente: El Mercurio