Luego de que el fin de semana pasado las intensas marejadas causaran estragos en la zona, especialmente en la infraestructura del borde costero, una serie de ideas surgieron respecto al proceso de reparación que se debe realizar en el área afectada.
Sin embargo, hay un punto en común entre los expertos. Y es que para ellos, la falta de información es un factor en contra al momento de pensar en cómo se deben desarrollar los trabajos para evitar situaciones similares en el futuro.
Para el académico de ingeniería civil oceánica de la Universidad de Valparaíso (UV), Mauricio Reyes, es fundamental que se realicen estudios para construir una infraestructura adecuada para soportar embates de este tipo y que, además, se mantenga en armonía con el borde costero.
«En Chile hay una enorme carencia de sistemas de medición de oleaje en alta mar. No tenemos boyas propias, y se depende de información muy parcial y localizada que entregan agencias extranjeras. Tampoco existen recursos para controlar el comportamiento de las playas o medir el flujo de sedimentos de las cuencas hacia el borde costero. Ello implica que no disponemos de información para construir modelos que permitan predecir la dinámica del litoral y, por tanto, ser capaces de definir acciones paliativas frente al incremento de la energía que portan los fenómenos climáticos que hemos observado», asegura el académico, que cuenta con un Máster en Gestión de Desastres en el Instituto Nacional de Posgrado de Estudios Políticos de Tokyo (Japón).
Para Reyes, en el país no existe una educación adecuada respecto a temas como estos y que se necesita un importante apoyo político para adaptarse al cambio climático.
«Hoy el problema es de orden político, porque como país no estamos destinando los recursos necesarios para realizar la investigación científica que se requiere a fin de generar una base de conocimientos suficiente con que podamos hacer obras costeras bien diseñadas, con un conocimiento cabal de la naturaleza de nuestro territorio», reflexiona el experto.
Por su parte, para el también académico del departamento de Ingeniería Civil Oceánica de la UV, Patricio Winckler, los problemas seguirán existiendo en la medida en que se siga construyendo en zonas vulnerables, ya que «ahí está el trabajo pendiente, el de definir dichas áreas en cualquier diseño de infraestructura costera e incorporarlas en la definición de las soluciones de arquitectura e ingeniería».
Eso sí, el máster en Ingeniería de Puertos y Costas, CEDEX (España), aclara que se debe esperar antes de comenzar a trabajar en las próximas reparaciones. Y es que éstas requieren de meses de preparación en los cuales se diagnostican los requerimientos, se diseñan las nuevas estructuras, se buscan y asignan los montos, se definen los contratistas y se ejecutan las obras. «Dado que estamos en la época de temporales, es prudente esperar a la primavera para efectuar los trabajos sustantivos de reparación. En lo inmediato, se deben remover los escombros y restos de estructuras antiguas que afloraron con la erosión de las playas, para reducir el riesgo a las personas», señala el académico.
En tanto, para el secretario académico de Arquitectura de la Universidad Andrés Bello (UNAB), sede Viña del Mar, José Llanos, todo apunta a un desarrollo de urbanización en el borde costero.
«El foco de estos nuevos procesos de urbanización del litoral de Valparaíso, donde de alguna u otra manera no existe una infraestructura pensada detrás de eso, evidentemente daña de manera directa toda la biodiversidad o geodiversidad del patrimonio cultural en este gran recorrido que significa Chile completo», sostiene Llanos.
«Nos falta entender que deberíamos incorporar una cultura del autocuidado y pensar en que este entorno natural costero tiene una escala manejable, donde algunas zonas son muy peligrosas, como sucede en estos temporales, pero que abordan una calidad de vida importante y que es una faceta que no podemos perder», agregó el docente de la UNAB.
Muro en Av. San Martín
Durante los últimos días se ha hablado de la incorporación de un muro en la Avenida San Marín, en Viña del Mar, para evitar que ese sector, frecuentemente dañado por las marejadas, pueda colapsar. Sin embargo, para los expertos esa no es una idea adecuada. De hecho, el profesor de la UV Mauricio Reyes critica la opción. «El muro es la peor solución para la gestión costera porque la dinámica litoral funciona en un equilibro súper delicado. La playa va cambiando de perfil a lo largo del año, tiene un comportamiento estacional, que depende de cómo va llegando el oleaje, y ese factor depende a su vez del clima en todo el planeta, fundamentalmente en el Pacífico», explica.
Mientras que José Llanos considera que la implementación de un muro se traduciría más bien en un freno al desarrollo de la Ciudad Jardín.
«El desarrollo sostenible empodera el interés colectivo por sobre las relaciones externas y eso permite ver y entender nuevas dinámicas de la ciudad, generar cambios en la articulación y construcción de redes sociales, políticas o económicas; entonces yo creo que poner ese muro es limitar el desarrollo sostenible de la ciudad», postula el experto.
«El trabajo está en definir las áreas en cualquier diseño de infraestructura costera e incorporarlas en la definición de las soluciones de arquitectura», Patricio Winckler, Experto en edificación costera»
«No destinamos los recursos necesarios para investigar y generar una base de conocimientos suficiente para hacer obras costeras bien diseñadas», Mauricio Reyes, Académico de la UV»
SE VIENEN MAREJADAS MUCHO MÁS FUERTES
Según explica Mauricio Reyes, el país tiene que acostumbrarse al cambio climático, apuntando al desarrollo de una infraestructura adecuada para ello, considerando que a futuro vendrán frentes aún más complicados. «El cambio climático está recién empezando, esto que vemos ahora no es nada comparado con lo que vamos a ver en diez años. El caso del fin de semana pasado fue una coincidencia particular, en que coincidió la marea más alta con un oleaje muy energético, pero lo que viene para el futuro son tormentas mucho más intensas», indica el académico de la Universidad de Valparaíso, quien además asegura que el cambio no sólo en Chile, sino que en todo el mundo.
«Nos falta entender que deberíamos incorporar una cultura del autocuidado y pensar en que este entorno natural costero tiene una escala manejable, donde algunas zonas son muy peligrosas»José Llanos, Académico de la UNAB»
Fuente: El Mercurio de Valparaíso