Diversos expertos en construcción y borde costero analizaron el actual panorama viñamarino tras las marejadas y entre sus conclusiones están que es necesario evaluar las construcciones en esa zona, así como trabajar en conjunto con otros organismos para prevenir y preparar el sector para eventos similares.
Durante la semana, el municipio dio a conocer una serie de medidas para habilitar en primavera algunos de los sectores más dañados del borde costero, aunque el inicio de obras de reconstrucción tendrá que esperar algunas semanas, por lo menos. De hecho, los trabajos que se han ejecutado con personal municipal y maquinaria pesada han incluido el retiro de escombros, la remoción de piedras de gran tamaño y, también, la construcción de los taludes.
Habilitación
El director de la Secretaría Comunal de Planificación Tomás Ochoa dijo, de acuerdo a una publicación que apareció en «El Mercurio», que «en este periodo no vamos a reconstruir las obras dañadas, ya que otros episodios de marejadas anormales podrían destruirlas nuevamente».
En cuanto al anfiteatro de la Playa del Deporte, la infraestructura de 180 toneladas deberá ser demolida y ser repuesta tomando en consideración el efecto de las marejadas, con el apoyo de la Dirección de Obras Portuarias (DOP) del Ministerio de Obras Públicas. «Esperamos que el MOP pueda financiar también la reposición del anfiteatro que estaba en la Playa del Deporte», dijo Ochoa en aquella oportunidad. Desde el municipio afirmaron que prontamente las actividades que se realizaban en el anfiteatro -como las clases de zumba y otros, hoy suspendidas-, se retomarán en la explanada frente al muelle Vergara.
Sin embargo, la alcaldesa Virginia Reginato afirmó que «el objetivo es que el paseo esté en el mejor estado para la primavera y habilitarlo en su totalidad para la temporada estival. Para ello, la Secpla llamará a licitación para reconstruir las pasarelas de madera y realizar obras de contención».
Precisó que «estamos abordando el tema en dos etapas. La primera es dejar habilitado el sector para el verano y para la segunda hemos conformado una mesa de trabajo con diversos expertos del mundo académico y del Ministerio de Obras Públicas para diseñar obras marítimas que sean capaces de soportar las marejadas».
Al respecto, el doctor de Filosofía en Oceanografía Física, coordinador del grupo de Investigación Uplaguas e investigador del Centro de Estudios Avanzados (CEA) de la UPLA, Julio Salcedo, afirmó que «las marejadas son eventos puntuales y predecibles, por lo que el turismo debe acostumbrarse y adaptarse a estas vicisitudes. Obviamente, hay infraestructura que debe ser reparada, especialmente aquella relacionada con accesos, veredas y calles. Idealmente, la infraestructura que demande mayor inversión y que implique intervención del borde litoral debería ser precedida por estudios adecuados y que sean multidisciplinarios».
Dejar de construir
En su opinión, debe haber «una coordinación con el gobierno regional y los servicios públicos para ver la forma de prevenir y mitigar los daños en el borde costero. debe haber definitivamente una delimitación de las zonas de riesgo y dejar de construir en el borde costero. la solución no pasa solo por construir obras como rompeolas y zonas de amortiguamiento, sino que se deben integrar soluciones a mediano y largo plazo, considerando amenazas como terremotos y los efectos del cambio climático».
Similar es la opinión del arquitecto Francisco Igualt, académico de la Escuela de Arquitectura y Diseño PUCV. A su juicio, el atractivo turístico del borde costero no está en riesgo por el hecho de invertir o no en reparaciones de los daños generados por las últimas marejadas, «sino que por el uso irresponsable de zonas de riesgo de inundación. La afluencia de turistas y residentes al borde costero seguirá existiendo».
En ese sentido, las medidas que tome el municipio «debieran estar enfocadas en la seguridad de quienes visitan el borde costero. En una primera instancia el municipio debiera invertir en prevención y educación. Prevención mediante un plan de manejo del borde costero, que prohíba el uso y construcción de infraestructura de servicios en zonas de riesgo de inundación. Y educación de manera de advertir tanto a los comerciantes como a turistas de los riesgos asociados al borde costero».
Añadió que «la municipalidad debiera promover IPT (Instrumentos de Planificación Territorial) que restrinjan las construcciones en zonas de influencia del oleaje. Esto no ha sido considerado en etapas anteriores, donde se procedió a construir en zonas que se ven constantemente sobrepasadas por el oleaje, generando daños y poniendo en riesgo la integridad de turistas y residentes».
Replanteamiento
El académico consideró «prudente» que el municipio detuviese «el proceso de constante reparación de infraestructura costera afectada por marejadas. Creo que el concepto de reconstruir, o de proceder a una rápida reparación de lo destruido tras un evento de inundaciones costeras, ha privado a las autoridades de una visión de adaptabilidad. Espero que esta decisión responda a un proceso de replanteamiento del uso y manejo del borde costero en vez de una decisión de carácter netamente económico».
Wolfgang Breuer, diseñador industrial y docente del Campus Creativo de la Universidad Andrés Bello Viña del Mar planteó que «hoy el municipio de Viña del Mar debe dar una real importancia a lo que el borde costero implica dentro del desarrollo de la ciudad, diseñando estrategias de corto, mediano y largo plazo, dando máxima prioridad al desarrollo y planificación del espacio comunal. El municipio no puede trabajar solo, debe integrar a la discusión a la Comisión Regional de Uso del Borde Costero. Otra medida es mantener un rol comunicacional activo como parte de la lógica de uso del borde, lo que impacta significativamente en el sector turístico que hoy en día exige atención, información y propuestas de innovación».
Agregó que «se hace necesario incorporar una gestión resiliente, con obras mitigadoras de origen natural, disipación artificial y natural de energía, distribución interior de áreas contenedoras, observatorios de tormentas desde áreas seguras, vías de evacuación y planes de prevención con estándares elevados. El financiamiento es una piedra de tope que no se logra dimensionar en esta discusión, utilizar lo disponible del MOP, Gobierno Regional y el Municipio preparando un plan de largo plazo que incluya el mejoramiento de disponibilidad de concesiones privadas en infraestructuras, que sean capaces de coexistir en el tiempo».
Fuente: El Mercurio de Valparaiso