Los Astilleros de la Armada (Asmar) botarán el cuarto patrullero oceánico construido íntegramente en el país, el «Cabo Odger», que recuerda a uno de los 52 marinos de la «Janequeo», que participaban en el rescate del patrullero «Leucotón», frente a la costa de Corral.
La entrega, que se efectuará en Talcahuano, forma parte del proyecto Danubio IV, que busca dotar de una nave de esta clase a cada zona naval de la Armada, y a la escuadra, el que comenzó en 2005, cuando se encomendó a Asmar la construcción del «Piloto Pardo». Según explica el comandante Leonardo Chávez, «son buques rápidos que no requieren tanta tripulación y que tienen buena autonomía, sobre todo el ‘Cabo Odger'».
Con una inversión de US$ 70 millones, el «Cabo Odger» tiene capacidad para navegar hasta 30 días, con una tripulación de 62 personas y desarrollar una velocidad máxima de 20 nudos (37 kilómetros por hora). Como los otros buques de su clase, tiene una cubierta capaz de alojar a un helicóptero mediano, y como particularidad se lo dotó de un moderno radar, más sensible que el de sus predecesores.
Según Manuel Ubilla, encargado de la construcción de la nave en Asmar, «este radar tiene la capacidad de distinguir a un bote de un náufrago. Esta capacidad y la posibilidad de transportar a un helicóptero lo hacen ideal para misiones de rescate».
Ubilla se muestra orgulloso cuando habla de las capacidades que ha adquirido el astillero desde que comenzó el proyecto Danubio IV.
Según el jefe del proyecto, la construcción del «Piloto Pardo» tomó 33 meses, mientras que el «Cabo Odger», 28. «Y eso que es de una clase más compleja, con capacidad austral (navegación en el extremo sur). Además, montamos sistemas de comunicaciones integradas y otras capacidades que el ‘Pardo’ no tiene. Si nos encargaran ahora la construcción de una nave, es seguro que nos demoraríamos menos de 28 meses», concluye.
El «Cabo Odger» es el segundo patrullero oceánico que la Armada preparó para navegación en aguas australes, capacidad denominada ice class , una característica que comparte con el «Marinero Fuentealba», que opera desde la base naval de Punta Arenas. «Son barcos que pueden navegar en aguas con presencia de hielo, como ocurre en la Antártica durante el verano. Eso sí, no son rompehielos, no pueden navegar sobre una capa de agua congelada», aclara el comandante Leonardo Chávez.
Estas capacidades -dicen en el astillero- sirvieron a la hora de plantear que el primer rompehielos chileno se construya en los talleres de Talcahuano.
Desarrollado a partir de 1999, el proyecto Danubio es un programa de adquisiciones de la Armada de Chile. En sus primeras tres fases, desarrolladas entre ese año y 2004, se construyeron en Asmar un total de 16 lanchas de servicio general, que hoy operan en todo el país.
Terminada esta serie, se proyectó la necesidad de contar con patrulleros capaces de custodiar las 200 millas de zona económica exclusiva del país.
US$ 70 millones costó la nave construida en Talcahuano.
28 meses se demoró Asmar en su armado.
Fuente: El Mercurio