Con tamarindos, cipreses y eucaliptus protegerán a Constitución de los tsunamis

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A lo largo del borde fluvial ya comenzaron a plantarse los árboles que conformarán un bosque de mitigación. Esta barrera verde atenuará la fuerza de las olas si se repite un fenómeno como el de 2010.

Los habitantes de Constitución (VII Región) todavía tienen en la retina la devastación que dejó el tsunami desencadenado por el terremoto 8.8 de febrero de 2010. Tres olas de entre 6 y 12 metros de altura ingresaron desde la desembocadura del río Maule, arrasando con embarcaciones, casas, vehículos y todo lo que se cruzara a su paso.

Siete años más tarde, esas imágenes comienzan a ser reemplazadas por una mucho más amable y colorida.

A lo largo del borde costero de la ciudad ya se pueden ver los primeros avances del Parque Borde Fluvial de Constitución, que forma parte del ambicioso Plan de Reconstrucción Sustentable (PRES) de esa ciudad. De las 28 obras que contempla este plan, el parque es una de las más atractivas y esperadas por los habitantes del lugar. Este contará con bosques, jardines, senderos peatonales, ciclovía y una laguna artificial para contener las aguas lluvia de la ciudad.

El plan contempla que esta área verde se convierta en «un espacio de contemplación y esparcimiento, que fomente el turismo y actividades deportivas y comerciales». Pero, sobre todo, «es una megaobra de ingeniería que busca contener las aguas lluvia de la ciudad de Constitución y mitigar la fuerza del agua en caso de un eventual tsuna mi «, describe Valeria Terreros, ingeniero agrónomo y paisajista de la Seremi de Vivienda y Urbanismo de la Región del Maule.

Este último objetivo se cumplirá principalmente con una superficie de suaves lomas sobre las que se plantarán ocho especies de árboles (ver infografía).

Línea de combate

El pasado 27 de junio comenzaron a plantarse frente a la ribera del río Maule los casi 2 mil árboles que contempla la primera etapa del parque, la que debiera estar entregada este verano.

olas arboles

«La inspiración para hacer un bosque deriva de la experiencia de Japón en 2011 y del tsunami del Océano Índico en 2004, donde se vio que en zonas con vegetación en el borde costero los efectos del maremoto se atenuaron», explica Marcelo Lagos, director del Laboratorio de Tsunamis de la U. Católica. En este lugar se hizo la evaluación de medidas de mitigación para Constitución y se simularon escenarios de tsunami generados por terremotos de magnitud 8.5 y 8.8 con distintos tipos de suelo y cobertura vegetal. Lagos aclara que «un bosque de mitigación no va a detener la inundación frente a un tsunami , pero va a atenuar su efecto si este es de nivel 1, como el que afectó a esta zona en 2010 o el de septiembre de 2015 en Illapel».

En este caso, señala, los árboles y colinas actúan como barreras disipadoras, amortiguando la energía y velocidad del agua que entra y reteniendo escombros arrastrados por la gran ola.

En el caso de un tsunami de nivel 2, como el de 1960 en el sur de Chile o el de 2004, en el Índico, sin embargo, no hay medida que resista, aclara el geógrafo.

Paleta de colores

Tras múltiples aportes de diversos actores, finalmente se definió que en primera y segunda línea más cerca del mar se plantarán tamarindo rosa, ciprés macrocarpa, aromo negro y eucalipto. «Estos son los ‘combatientes'», dice Terreros, quien hizo la selección considerando factores como resistencia a la salinidad, rusticidad, robustez y rápida velocidad de crecimiento.

En tanto, maquis, olmos, crespones color fucsia y brachichitos se distribuirán en las zonas del parque más hacia el borde fluvial, bordeando la laguna, ribera y vías de circulación. Su selección consideró aspectos ornamentales y de otra índole. «Bordeando el río habrá muchos maquis. Queremos que la gente vaya y consuma el fruto, porque la idea es que además de bonito, este sea un jardín servicial», dice Terreros. A los árboles se sumarán cuatro especies de arbustos: papiros, agapantos, verónicas moradas y romero.

arboles

Los árboles se están plantando muy cerca unos de otros. Esto ayuda a generar un bosque tupido, cuyas copas crearán densos parches de distintas tonalidades de verdes, fucsias, rojizos o rosado, dependiendo de la especie y época del año. «Además de ofrecer más resistencia cuando están juntos, esto produce una competencia entre los individuos por crecer, para tomar luz y sobrevivir, lo que hará que crezcan más rápido verticalmente. Esperamos tener un bosque con árboles de hasta 10 metros en unos cinco años», estima Terreros.

Fuente: El Mercurio