Al menos cuatro escenarios principales hay en la mente del equipo chileno sobre la decisión que podría tomar la Corte Internacional de Justicia ante la demanda boliviana. Aquí, los factores detrás de esas alternativas, los efectos que podría provocar y lo que arriesga nuestro país en el juicio que mañana llega a su fin.
1 Obligación de medios con resultado abierto
Una obligación de negociar, expresada de manera genérica y dejando abierta cualquier determinación sobre el resultado. Ese es uno de los escenarios probables que vislumbran en el equipo chileno -y también del boliviano- a la espera del fallo que el tribunal emitirá este lunes
Se trata -explican- de una obligación de medios, no de resultados, lo que iría en línea con lo que estableció La Haya en su sentencia de 2015, cuando rechazó la objeción preliminar presentada por nuestro país. Aquella vez, el organismo estableció que no podría predeterminar el resultado de una eventual negociación.
Este probable fallo estaría sustentado, según han analizado, en la historia entre ambos países y en las negociaciones que han existido en el pasado.
Uno de los aspectos más complejos ha sido determinar cuándo se generó la obligación de Chile con Bolivia, hito que este último país ha atribuido, más bien, a cada uno de los acercamientos o al efecto acumulativo de ellos.
En el equipo chileno creen que, en este contexto, la fuente de esa obligación -en este probable fallo adverso para Chile- sería la “conducta” o el “comportamiento” de nuestro país a lo largo de los años.
Esto, además de aspectos de la carta de Naciones Unidas, por ejemplo, el punto número 3 del segundo artículo, en el que se establece que “los miembros de la organización arreglarán sus controversias internacionales por medios pacíficos, de tal manera que no se pongan en peligro ni la paz ni la seguridad internacionales ni la justicia”.
Esta determinación sería tomada desde dos perspectivas. Por un lado, el gobierno boliviano lo interpretaría como un triunfo, ya que se acogería uno de los puntos principales de su demanda: la supuesta obligación de nuestro país de negociar. Sin embargo, por otro lado las autoridades chilenas ya se han adelantado a este posible escenario, recalcando dos mensajes principales: 1) al dejarse abierto el resultado de la negociación, la corte no acoge la segunda gran solicitud paceña, es decir, que las tratativas culminen en el otorgamiento de un acceso al mar con soberanía; 2) este escenario no sería dramático -han dicho desde La Moneda-, porque implicaría para nuestro país volver al estado en el que se encontraban las relaciones antes de que La Paz presentara la demanda, cuando Chile siempre estuvo dispuesto a dialogar sobre el tema marítimo -por ejemplo, en el marco de la agenda de 13 puntos-, aunque respetando la vigencia del Tratado de 1904.
No obstante, miembros de la delegación boliviana dicen que si ocurre un escenario así, mañana habrá que fijarse detenidamente en los considerandos del fallo, donde sí podría haber una mención sobre hacia dónde debería conducir una negociación.
2 Llamado a retomar diálogo y/o negociaciones
El segundo escenario probable, de acuerdo a las estimaciones chilenas, es que la corte no afirme expresamente la existencia de una obligación de negociar un acceso al mar para Bolivia, pero que de todas maneras inste a ambos países a retomar conversaciones y/o negociaciones como “países vecinos”. En este caso también se espera que los fundamentos sean la carta de Naciones Unidas, aspectos de “buena vecindad” y los acercamientos que ha habido entre ambos países para explorar un acceso para Bolivia al océano Pacífico.
En este escenario, en el equipo hay algunos matices sobre lo que podría determinar la corte de manera adicional a ese llamado: mientras algunos lo ven como una exhortación sin un carácter forzoso, otros creen que el tribunal podría ser enfático en plantear que el patrón de conducta que ha existido en el tiempo -es decir, numerosas negociaciones para un acceso al mar- tiene que ser retomado.
En todo caso, agregan que el tribunal no necesariamente se involucraría en especificar qué tipo de acceso al mar se debiera conversar: es decir, dejando fuera un pronunciamiento de que se contemple un acceso con soberanía y que, por lo tanto, corresponde a ambas partes definir esos aspectos.
Bolivia también tomaría esto como un triunfo, pero autoridades chilenas sostienen que esta posible decisión -un llamado a dialogar o retomar negociaciones- sería utilizado por La Moneda de la siguiente manera: como un espaldarazo de la corte a la agenda de 13 puntos, que incluía el tema marítimo y que fue instaurada en el primer gobierno de Michelle Bachelet.
En el equipo boliviano, sin embargo, dicen que ven poco probable que el tribunal emita un fallo de este tipo. Consideran que un llamado al diálogo no tendría una base jurídica sólida para que el tribunal sustente una decisión “intermedia”.
3 El peor escenario para Chile: obligación y soberanía
El escenario visto como más probable en el equipo chileno es una mezcla de los dos anteriores. Sin embargo, existe una tercera alternativa, que sería una clara derrota para nuestro país y que implicaría acoger las dos principales peticiones de Bolivia: que Chile está obligado a negociar y que se debe llegar a un acceso al mar con soberanía, es decir, una obligación de resultado y no solo de medios.
Esta alternativa implicaría, además, resolver otros asuntos sobre el juicio, como si Chile ha incumplido esa obligación de negociar y si habrá condiciones, características, plazos definidos y la exigencia de informar a La Haya los avances y resultados de esas tratativas.
En este caso, sin embargo, algunos en el equipo chileno consideran que el tribunal internacional podría determinar que si bien ambos países se han comprometido en años anteriores a negociar un acceso al mar, siempre fue en un marco de mutuas concesiones y compensaciones, es decir, salvaguardando intereses de ambos países, y que así debiera ser también en esta oportunidad.
4 El único triunfo absoluto para La Moneda
El cuarto escenario probable es el único en el que Chile obtendría una victoria certera y sin mucho margen para distintas lecturas. Pese a que Bolivia pudiera llevar el tema marítimo a otros organismos y tribunales internacionales, si la Corte de La Haya determina que no hay una obligación de negociar ni tampoco hace un llamado a ambos países a dialogar, a retomar negociaciones o a buscar soluciones a esta controversia, eso significaría una derrota para la demanda paceña.
Este fallo sería posible -explican en el equipo chileno- si el tribunal determina que Bolivia no demostró que se haya transgredido una obligación de negociar ni tampoco que esa supuesta obligación exista y que, por lo tanto, la petición fundamental de ese país no se ha podido sustanciar.
La decisión implicaría acoger partes centrales de la argumentación que Chile expuso en su contramemoria y dúplica, así como en los alegatos orales, en el sentido de que ambos países firmaron un tratado que debe ser respetado y que el acceso de Bolivia al océano Pacífico debiera conversarse en ese marco, respetando ese pacto.
Aquí hay otro aspecto en juego al que podría aludir La Haya, lo que reforzaría la visión sobre el respeto a los tratados vigentes y que tendrá al gobierno de Perú atento mañana en la corte: que el tribunal mencione la disposición establecida en el Tratado de 1929 entre Chile y Perú, en el que se acordó que cualquier cambio en los territorios de Arica y Parinacota debe contar con la autorización de ese país.
Fuente: La Tercera