Mide en promedio 1,5 metros y pesa entre 30 y 50 kilos. Esas son las dimensiones de la jibia o calamar rojo, que en Chile se extrae principalmente en las regiones de Coquimbo, Valparaíso y Biobío.
Por este recurso es que están enfrentados los pesqueros industriales y artesanales y estos con el Gobierno. Esto por la aprobación -este mes- en el Congreso de un proyecto de ley que apunta a que la jibia sea capturada solo con técnicas artesanales, restringiendo el arrastre.
El Gobierno, que se opuso a esta iniciativa de origen parlamentario, intervino y optó por aplicar un veto presidencial (aditivo), sin objetar el fin del arrastre y agregando la alternativa de extraerla con cerco.
Los industriales rechazan el cerco, aludiendo que es una técnica inviable para ellos, por el tipo de nave requerida, porque solo puede funcionar en algunas épocas del año y no deja apta a la jibia para consumo humano.
Esta pesquería registra una expansión relevante en materia de exportaciones en esta década, impulsada por la demanda en Asia y Europa. Según informes de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, en 2010 los envíos sumaron US$ 48,4 millones, cifra que se cuadruplicó en 2018, cuando los embarques habrían fluctuado entre los US$ 190 millones y US$ 200 millones, según estimaciones preliminares de la industria. Ello, considerando unas 77 mil toneladas despachadas al exterior, comenta Héctor Bacigalupo, gerente general de la Sociedad Nacional de Pesca (Sonapesca).
En Chile, la cuota global de captura autorizada es de 200 mil toneladas al año, 160 mil asignadas a los actores artesanales y 40 mil a los industriales. La temporada de pesca va de enero a agosto. Los principales destinos de exportación son Corea del Sur, España, Japón, Tailandia, México y China. Al mercado surcoreano más del 80% de los envíos son filetes, tentáculos y aletas, indica Bacigalupo.
Marcel Moenne, gerente general de Pacific Blu, asegura que «la jibia es el más barato de los calamares del mundo. En Asia se consume seca, lo que podría en Chile denominarse como un ‘charqui’ con mucho aliño. En Europa se come fresca, previamente tratada para bajarle la acidez, en filetes cortados en tiras o rabas, como se les dice en España». Los tentáculos se consumen como un símil económico del pulpo, agrega.
En nuestro país, se usa en empanadas y Pacific Blu creó hamburguesas.
Entre las razones de la expansión de los embarques se encuentra el incremento del precio de la jibia congelada, que entre 2010 y 2018 aumentó de US$ 900, a US$ 2.500 por tonelada, explica Marcel Moenne.
Bacigalupo añade que los principales proveedores mundiales de este calamar son Perú, China y Argentina, y que hace algunos años cayó la oferta, ante lo cual los mercados comenzaron a comprar jibia a Chile. «Tal como ese movimiento nos favoreció en su momento, lo contrario podría pasar si se lleva adelante la idea propuesta por el Gobierno, de limitar su captura», sostiene.
Fuente: Pulso