Parte de la infraestructura que se instaló en el país para incorporar al gas natural en la matriz energética y que -a lo largo de casi dos décadas- implicó inversiones en torno a los US$ 12 mil millones, podría ayudar a convertir a Chile en pieza fundamental de un hub regional para la exportación de este combustible. Se trata de la red de gasoductos que conectan al país con Argentina y los terminales de regasificación de gas natural licuado (GNL).
Esa es la visión que comparte la primera línea de la International Gas Union (IGU), que agrupa a gremios que representan a los principales actores de los distintos segmentos de esta industria; es decir, productores, comercializadores y distribuidores de este combustible, que esta semana celebraron en Santiago la reunión anual de su comité ejecutivo. El encuentro incluyó la realización ayer de un taller en el que participaron representantes de empresas y autoridades de Chile y Argentina (ver recuadro).
El presidente de la IGU, el coreano Joe M. Kang, comenta que el gas natural, y en particular el gas natural licuado -formato que hace más flexible su traslado-, está tomando un rol en los procesos de descarbonización que están llevando adelante las principales economías del mundo. Esto, como respuesta al fenómeno de cambio climático y contaminación atmosférica, y que permitirá que en menos de diez años este hidrocarburo logre sustituir al carbón como el segundo combustible en la matriz energética mundial, al elevar su peso desde el 25% que actualmente ocupa. En este proceso también subiría la participación del GNL respecto de la producción total de gas natural en el mundo.
Distorsión tributaria
Kang asegura que Sudamérica se está quedando rezagada respecto del resto del mundo en lo que respecta a la evolución de la matriz energética, donde el gas natural juega un rol en la transición hacia energías más limpias. Explica que en el caso de Chile es urgente «resolver la distorsión que se produce en el tratamiento tributario del gas natural, que actualmente tiene un impuesto específico más alto que el diésel, lo que impide por ejemplo su masificación en el sector transporte y, con un cambio, los chilenos podrán volver a ver la cordillera de los Andes».
El director de Asuntos Corporativos de la IGU, Menelaos Ydreos, agrega que Argentina también tiene un papel protagónico para posicionar a la región como un polo de abastecimiento de gas natural extraído por métodos convencionales y no convencional ( shale gas ), frente a mercados como Estados Unidos, Rusia, Israel, Egipto, Chipre y los desarrollos que se están dando en China, uno de los principales consumidores de este hidrocarburo.
«El gas natural tiene una alta componente geopolítica y ese mapa está en constante evolución. Argentina tiene reservas que técnicamente incluso superan a las de Estados Unidos y puede convertirse en un exportador más allá de los países aledaños. La colaboración de la infraestructura de regasificación de Chile será clave para que Argentina logre llegar a esos nuevos mercados», apunta el ejecutivo.
Lo que están viendo en la IGU es el potencial que los terminales de regasificación que operan en Chile tienen para ser adaptados para licuar el gas natural proveniente desde Argentina, tal como hace unos años sucedió en Estados Unidos con este tipo de instalaciones. Kang apunta que esto sucederá siempre y cuando Argentina sea capaz de reencantar a los grandes inversionistas para incrementar la producción de gas natural.
Ydreos agrega que este hipotético hub regional se beneficiaría también de los cambios en las condiciones comerciales del gas natural, como los indicadores de precios -que han tendido a converger entre las distintas regiones, incluso respecto de Asia donde tradicionalmente han estado dispuestos a pagar más por el combustible- y las condiciones contractuales, donde se están eliminando las cláusulas de pago a todo evento y los consumidores están optando cada vez más por el mercado spot .
Fuente: El Mercurio