Bruno Reyes es un joven coronelino que realiza deporte en Playa Escuadrón recurrentemente. Vive en Lagunillas y señala que se da cuenta de que el sector tiene menos arena que hace algunos años.
«Vengo a trotar a menudo y siempre hay muchos pescadores y personas. Éste es un sector riesgoso y no es apto para el baño. Hay menos dunas y eso se nota», explicó.
Escuadrón es uno de los sectores que ha perdido 330 metros de playa al año según las primeras conclusiones de un estudio al que La Estrella tuvo acceso y que es titulado «Determinación del Impacto Climático en el Borde Costero», realizado por académicos de las universidades de Valparaíso, Playa Ancha, Católica de Valparaíso y Católica del Maule, en conjunto con los centros de investigación medioambientales Cigiden, Costa-R y el Centro de Cambio Global UC.
La investigación en curso fue encargada por el Ministerio de Medio Ambiente para actualizar y profundizar en los riesgos a los que se expone nuestro país ante este fenómeno global. El trabajo se inició el año pasado y debería estar terminado en septiembre próximo.
El informe destaca la tasa de cambio en las erosiones en sectores costeros de todo el país. En la Región del Biobío también se refiere a Laraquete y las bahías de San Vicente, Lebu y Coronel, entre otros sectores costeros situados a menos de 10 metros sobre el nivel del mar, que es el estándar acordado internacionalmente para estos casos.
Afectados
Uno de los sectores que sufre una mayor cantidad de erosión en la región del Biobío es Laraquete. La investigación indica que el borde costero Arauco-Laraquete pierde 1.11 metros de terreno al año.
Alex Araneda vive en la zona turística y señaló que «en los ochenta era muy usual que la gente acampara en la playa sin ningún problema porque había mucho terreno y pasto, pero con el paso de los años aumentaron mucho las marejadas».
Araneda agregó que «esa zona de camping desapareció y es un ejemplo de cómo ha cambiado la fisonomía de este sector. No solo se nota en la cantidad de arena, sino en el clima. Es muy diferente».
César Jorquera es pescador artesanal en la Bahía de San Vicente y señala tener conciencia de lo que puede generar el cambio climático y la erosión costera. «Estamos preocupados porque hay más marejadas y vislumbramos que la construcción de nuevos terminales va a afectar aún más las bahías. También nos complica en lo pesquero».
Erosión
Patricio Zambrano es geólogo de la Universidad Andrés Bello. Explicó que «el proceso erosivo en la región del Biobío es producto del aumento del nivel del mar y de lo que llamamos un ciclo sísmico, por ejemplo, entre los terremotos de 1960 y 2010. El Calentamiento Global no es el único factor».
Zambrano analizó los factores por los cuales «si a esto le sumamos los descensos de terreno, es probable que las costas sufran un proceso erosivo mayor que genera acumulación de arena en las playas y, por ende, la invasión de unos tantos metros de mar. En algunas zonas, los efectos pueden ser mucho mayores».
Respecto al cambio climático, el experto señaló que «tiene un efecto antrópico, que es exponencial. El derretimiento de los polos es mucho más rápido y los efectos se pueden observar de manera acelerada».
Zambrano aseguró que «este estudio da pie para plantear una investigación con estudios interdisciplinarios para analizar los efectos específicos de este fenómeno desde lo geográfico, lo que no está hecho aún».
Alberto Araneda es subdirector del Centro Eula y académico de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción, quien explicó que «los modelos climáticos indican que de aquí a 100 años aumentará el nivel del mar entre 30 y 50 centímetros».
El docente añadió que «hay población muy cerca de las zonas costeras en la región del Biobío. El cambio climático es un problema más y hay que preocuparse de aquello, pero hay factores a escala local que pueden ser incluso más importantes. A nivel geólogico siempre ha existido la erosión, pero el tener a personas cerca de esos sectores puede generar un tipo de riesgo».
Conservar dunas
Octavio Rojas es doctor en Ciencias Ambientales e investigador del Centro Eula y del Laboratorio de Riesgos Socionaturales (Larrs). Participó de un taller realizado en marzo de 2019, en el que se analizó el estudio y se entregaron observaciones.
Una de ellas señaló que parte de las consecuencias del aumento de la erosión costera en la región será «el embancamiento de los puertos (lo que frena de cierto modo la actividad portuaria), la pérdida de sistemas dunarios, los cuales cumplen un rol fundamental para la protección de amenazas naturales como los tsunamis o marejadas asociadas a sistemas frontales».
Rojas señaló que este fenómeno «es un punto de preocupación debido a que hay menos playa, lo que se puede exacerbar con el tiempo. También hay alteraciones producto del ser humano como la extracción de áridos, sobre todo en el Golfo de Arauco».
Consultado sobre el riesgo que pueden sufrir aquellos habitantes que viven en el borde costero, señaló que puede existir «eventualmente a aquellas viviendas que están más cerca de las playas, sobre todo en su estructura. Esto obligaría a tomar medidas con construcciones de defensa y, desde el punto de vista natural, con la conservación de las dunas».
El investigador aseguró que el estudio es muy importante «para considerarlo en las medidas de planificación del espacio costero, en los planos reguladores con una visión de futuro y completa. Hay que intentar adelantarse a los posibles efectos para ordenar el territorio y no esperar a que los problemas estén encima».
Planificación urbana
Alejandro San Martín es director de la carrera de Ingeniería Civil en Minas de la Universidad Andrés Bello y es experto en cambio climático.
Señaló que «afortunadamente tenemos una costa que no es tan plana como en otros lugares del mundo, en donde el peligro es inminente en dos o tres décadas más. Sin embargo, para nuestra región hay que aprovechar las obras públicas para proteger a la población y que considere los efectos de las marejadas».
El experto especificó que «en cuanto a la planificación urbana, las entradas de los ríos importantes debieran ser zonas de amortiguamiento».
Finalmente, San Martín recordó que «en la actualidad hay países que se han declarado como estado de emergencia climática y ecológica, lo que pudiera parecer alarmista, pero deja disponible los recursos para que se tomen las medidas de mitigación adecuadas».
Chile no se ha declarado en ese estado. En Latinoamérica sólo Argentina se incluyó en la categoría.
De acuerdo a Alex Araneda, «En Laraquete había una zona de camping en la playa durante los 80′. Eso desapareció».
1100 centímetros de playa al año pierde el borde costero Arauco-Laraquete según estudio.
Fuente: La Estrella de Concepción