En el terminal de San Antonio hay lanchas que se introducen 1,5 millas náuticas (2,7 kilómetros) para que un práctico suba a una nave en movimiento por una “escalera de gato”. El manejo de factores como el viento y la altura de la ola son cruciales para el éxito de la operación.
Antes de que un buque pueda arribar al puerto de San Antonio, una lancha debe introducirse casi tres kilómetros en las aguas del Océano Pacífico con la misión de transportar a un práctico, persona encargada de subir a la embarcación en movimiento y dar las instrucciones al capitán de la nave para las maniobras de atraque.
Luis Muga es patrón de lancha en la empresa Atlantic Service de San Antonio, que presta servicios de traslados de prácticos a las navieras que transfieren carga por medio de los distintos terminales portuarios. Según comentó, “esta es una labor que requiere una precisión quirúrgica y fundamental para que el buque pueda llegar a puerto. Además de concretar que el práctico se embarque mar adentro, somos los ojos de él en el agua”.
La lancha contempla un mínimo de tres tripulantes más el práctico que abordará el buque mar adentro. Todos ellos están adiestrados, con sus permisos respectivos al día y son especialistas en esta faena, en la que el patrón es quien dirige y está a cargo de la operación.
Acerca del procedimiento, Muga explicó que “nuestro trabajo comienza en el Sitio 7 del puerto de San Antonio, donde subimos al práctico a nuestra lancha para trasladarlo a la nave que va a entrar al puerto. Al llegar a unas 1,5 millas náuticas (2,7 kilómetros) mar adentro nos colocamos con la lancha a un costado de la nave, sin dejar prácticamente ningún espacio entre las dos embarcaciones, hasta llegar a la misma velocidad del buque que generalmente son cuatro o cinco nudos (7 a 9 kilómetros por hora)”.
En cuanto al proceso de subida del práctico, el patrón de lancha de Atlantic Service aseguró que “hay que ser muy minucioso para embarcarlo porque existe un tiempo determinado para ello y los tripulantes tienen que estar preocupados de la altura de la ola, de su distancia, del viento y de las condiciones climáticas que existen en el momento”.
“Nuestros tripulantes deben estar bien preparados cuando la lancha llega a la cresta de la ola, porque ese es el momento exacto donde el práctico tiene que embarcarse en el buque y no cuando baja. Si no se hiciese así, con esa bajada es muy probable que venga después otra ola más grande y el práctico podría terminar aplastado entre la lancha y la nave, ya que además se debe considerar que el práctico sube cuando la nave está movimiento y por una ´escala de gato´, que está compuesta con cuerdas y secciones de madera, se despliega hacia nuestra lancha”, agregó.
Como acomodadores de autos y ambulancias marítimas
Una vez que el práctico ya se encuentra arriba del buque, la lancha se aleja para posicionarse a la entrada del puerto y así tener una visión panorámica de lo que rodea a la nave. Al más puro estilo de un estacionador de autos, el patrón de la lancha va indicando al especialista que se encuentra en el puente de mando del navío cómo se encuentra posicionado ese gigantesco casco en las aguas abrigadas del puerto.
Muga explicó que “el práctico, cuando ya está embarcado en la nave, queda a unos 50 metros de altura y a 367 metros de distancia desde donde está la proa del buque, por lo que le es imposible apreciar donde se encuentra la proa”.
De esta manera, la lancha le va informando al práctico mediante un sistema de radiofrecuencia sobre las distancias a las que está el buque que viene entrando respecto a las otras embarcaciones que ya han atracado, en qué momento tiene que hacer un giro, cuándo tiene que caer, el instante en que tiene que desembarcarse, entre otras indicaciones.
El patrón de lancha señaló que “el práctico confía plenamente en lo que le decimos y con esa información da las instrucciones a los remolcadores, a los amarradores y a la lanchas para efectuar las maniobras necesarias para que la embarcación puede atracar en el puerto de San Antonio”.
Otra labor que realiza Atlantic Service se vincula con ir en la búsqueda de personas que necesitan bajar de los buques, haciendo incluso las veces de ambulancia para sacar a alguien que se encuentra con problemas de salud. “También en ocasiones nos contratan para desembarcar gente de las naves, ya sea porque están accidentados o con alguna enfermedad. También hemos ido en rescates de pescadores y en la búsqueda de personas que se han perdido en el mar”, contó Luis Muga.
Fuente: radiogalactika.cl