Por Luis Henrique Zimmermann Felchner
Gerente de Aplicaciones Furukawa Electric Latam
«La expansión del conocimiento requiere abundancia de accesos, y constancia en los flujos. La red debe ser sólida y estable para sostener las necesidades de hoy, y para lograrlo, debe ser tejida con Fibra Óptica».
El concepto Sociedad del Conocimiento cumple 50 años este 2019, desde que lo acuñó Peter Drucker en 1969, para referirse a una nueva sociedad post capitalista, en la que la información, y la capacidad de transformarla en conocimiento, cambiaría totalmente las relaciones sociales, los modos de producción, y la capacidad de entender el mundo bajo este nuevo paradigma.
En 1996, Manuel Castells dio un paso más allá, y presentó el concepto de Sociedad Red, una donde la interactividad es la característica principal. La red se compone de nodos, que interactúan entre ellos, y la red se expande generando nuevas interacciones.
Sin duda, ambas concepciones de sociedad descansan en lo mismo, en la generación, divulgación y administración del conocimiento.
Lo vemos todos los días. Internet es la red que provee la mayor fuente de información que jamás el ser humano habría podido imaginar. Ya no requerimos desplazarnos a algún lugar, cuando queremos resolver gran parte de nuestras dudas, sólo basta con conectarse a través de cualquier dispositivo electrónico, preguntar, y dar sentido a lo encontrado.
Ser parte de esta Sociedad del Conocimiento requiere, en principio, un acceso libre, rápido y constante. En Chile lo tenemos, ya que en materia de conectividad digital estamos a la vanguardia de la región, y mientras algunos están ocupados en estabilizar sus redes 4G, nosotros ya trabajamos en implementar la 5ta generación (5G).
Pero, el segundo paso al que se enfrentan las sociedades en esta Era del Conocimiento, es el de preparar su capital humano para desenvolverse en un nuevo entramado de reglas sociales, y en ellas, la gestión del conocimiento es fundamental.
En este punto, las instituciones educacionales se enfrentan a un interesante, e ineludible desafío. Chile necesita preparar a su capital humano, que es su población, para ser un país competitivo e inserto activamente en la Sociedad del Conocimiento. Y esto debe partir desde la educación formal, en todos sus niveles, escuelas, colegios, institutos y universidades.
El acceso a la información y el conocimiento ya está, lo que hace falta ahora es que fluya, y que este flujo, creciente a una velocidad vertiginosa, no se vea perjudicado por redes deficientes, incapaces de soportar las exigencias de la época actual.
Las redes, que pueden parecer intangibles tras una primera lectura, requieren un sustento concreto, muy tangible y real para poder sostenerse, y lo más adecuado para cumplir esa tarea, hoy en día es la Fibra Óptica.
Si queremos que Chile goce de una red sólida, consistente y estable, para conectarse a este nuevo paradigma de información y conocimiento, se necesita contar con una infraestructura de comunicaciones nacional, basada en redes de Fibra Óptica de alta capacidad.
Esto permitirá, entre diversas ventajas competitivas, establecer una matriz o base de instituciones educacionales conectadas, a alta velocidad, en las que la información sea ubicua, y de esta forma, poder responder a los desafíos de hoy, y los que se vendrán, ya que obviamente demandarán nuevas capacidades de una fuerza laboral y productiva adaptada a esta dinámica realidad.
El mundo del trabajo está cambiando, y tenemos la oportunidad de democratizar el acceso a la conectividad y telecomunicaciones de nuestro capital humano, desde su base educacional, para contar con recursos humanos competitivos y capaces de insertarse en las nuevas demandas de un mundo hiperconectado y en red.
Actualmente, existen tres brechas digitales que es necesario superar para poder dar este gran salto productivo, y llevar a nuestro capital humano a un siguiente nivel.
La primera es la brecha de acceso, y se refiere a la falta de infraestructura para conectarse. En esto vamos a buen ritmo, y lo importante es conservarlo.
La segunda es la brecha digital de uso, y tiene que ver con la falta de competencias que permitan utilizar la tecnología en forma adecuada. Acá hay mucho trabajo por hacer aún, y se requieren esfuerzos para incrementar la alfabetización digital.
Por último, la tercera brecha digital es la de apropiación, y apunta a la falta del propio empoderamiento para la adopción de las nuevas tecnologías como herramientas cotidianas. Este es el mayor desafío al que nos enfrentamos.
Para superar estas tres brechas, y las nuevas que surgirán en esta Sociedad del Conocimiento, Chile necesita educar a su gente, en ciencia, tecnología, emprendimiento, y en otras áreas, y para eso, la Fibra Óptica es un potente e imprescindible medio para conectar a las personas, entre ellas, y con el conocimiento digitalizado.