El 94% del comercio exterior de Chile se desarrolla por mar. La transferencia de contenedores por puertos chilenos se ha triplicado en 15 años y el valor de las exportaciones e importaciones alcanza los US$ 127.000 millones anuales. Cualquier ganancia de eficiencia en la cadena logística que lo soporta es relevante para la competitividad del país.
Cuando una nave llega a Chile, su carga se enfrenta a una serie de fricciones. La primera, la disponibilidad de puerto para atracar, afectada por los efectos del cambio climático. En casos críticos, algunos puertos se mantienen cerrados 10% de los días del año, y cada día de cierre de un puerto tipo tiene un costo de US$ 8,6 millones.
La segunda fricción es administrativa: más de 170.000 trámites al mes, cuando existen sistemas digitales que permiten minimizarlos y operar 24/7. La tercera es de costos: las tarifas de servicios marítimos y la tasa de uso portuario que cobran los puertos públicos para mejorar bienes comunes -recursos que no se invierten, sino que son retirados por el Ministerio de Hacienda como utilidades de empresas públicas-, suman costos de acceso que no resisten un benchmarking internacional. La cuarta, la transferencia de contenedores desde las naves a los frentes de atraque, que en Chile muestran indicadores comparables con países desarrollados, y mejorando.
La quinta fricción la generan los accesos al puerto y la conectividad con el destino de la carga. Aquí la ineficiencia es enorme, debido a la restringida capacidad de la infraestructura para soportar los aumentos de flujo de vehículos. La sexta fricción corresponde al sistema de distribución final de la carga, que se verá desafiado por el cambio revolucionario en las tendencias de consumo desde un sistema «push» (desde la oferta) hacia uno del tipo «pull» (desde la demanda), y que requiere distribución de paquetes individuales a domicilios en lugar de grandes bultos a depósitos de retail.
De los efectos de estas fricciones debemos hacernos cargo mediante una agenda público-privada que frene la persistente caída de la eficiencia logística de nuestro país. ¿Es necesario ampliar la capacidad portuaria? Si, con un timing adecuado que equilibre la congestión y la sobreinversión, y para ello existen proyectos. Pero las fricciones del actual sistema logístico hay que comenzar a reducirlas hoy.
Fuente: El Mercurio de Antofagasta