Alcalde critica que diseño de nuevo terminal de pasajeros y mejoramiento vial, lanzado en 2017, estuvieran mal formulados. Empresa Portuaria Austral buscará remodelar la actual bodega que se usa para estos fines.
«Lamento que se perjudique a la ciudad, que va a dejar de contar con un proyecto que fue muy fotografiado, muy anunciado y celebrado, pero que lamentablemente fue construido sobre barro». El alcalde de Punta Arenas, Claudio Radonich, se refiere así a la decisión de la Empresa Portuaria Austral (EPA) de reformular el proyecto de nuevo terminal de pasajeros para el muelle «Arturo Prat» de esa ciudad.
En 2017, la compañía y el gobierno regional promovieron la iniciativa como una de las inversiones que luciría la ciudad en 2020, cuando se conmemoren 500 años del descubrimiento del estrecho de Magallanes.
Hubo concurso para la elección de diseño y se eligió entre 44 propuestas la apuesta por construir un edificio terminal de pasajeros con un diseño arquitectónico vanguardista de grandes ventanales y un techo ondulante, como si fuese una gran manta de lana. A ello se complementaban obras de mejoramiento urbano para integrar parte del muelle al flujo vial de la ciudad. La inversión bordearía los US$ 11 millones.
Sin embargo, la nueva gerenta de EPA, Patricia López, quien asumió a comienzos de año, explica que el proyecto deberá ajustarse acorde a lo que permite la Ley de Puertos y proponer una inversión mucho más acotada para que sea rentable. La decisión -argumenta- se adoptó luego de formular un modelo de negocios solicitado por el Ministerio de Hacienda, considerando que el proyecto anterior debía postular a fondos estatales.
La idea ahora es realizar una gran remodelación al actual terminal de pasajeros, con una inversión que podría bajar a la mitad. Los montos, en todo caso, aún no están definidos, pues están trabajando en términos de referencia del proyecto.
«Como estaba concebido el proyecto no podremos hacerlo», recalca López, quien dice que la Ley de Puertos, que regula la administración de los terminales marítimos, establece que hay dos formas para invertir en ellos: por la propia empresa o se licita. «No vemos viable una licitación actualmente, y el directorio nos mandató para que el proyecto lo haga la EPA, y para eso necesitamos una inversión menor», dice.
Así, Radonich lamenta que se haya generado una expectativa ante una obra que -asegura- la ciudad se merece. «Me llama la atención que se hayan invertido recursos en un concurso, y siento que hubo mucha irresponsabilidad», dice.
Ahora, el jefe edilicio espera que en el nuevo proyecto la empresa recoja las ideas matrices de lo que se pensaba, que es cambiar una antigua bodega habilitada en su interior como recepción de pasajeros por un edificio terminal, a la altura de una ciudad que se promueve como la puerta de entrada a la Antártica.
Fernando Calcutta, directivo de la Agrupación Patrimonio e Identidad de Magallanes, también lo lamenta. «Es increíble que con bombos y platillos se pronunciaron con un proyecto que se veía muy auspicioso. La comunidad se merece una explicación», dice.
Diseño
La propuesta arquitectónica proponía una construcción de 3.300 m2.
Fuente: El Mercurio