Un virtual acuerdo existe entre la Empresa Portuaria de Valparaíso (EPV) y la Sociedad Iberoamericana de Reparaciones Navales Ltda. (Sociber) -formada por la española Navantia y la chilena Asmar- para que la tradicional estructura flotante finalmente permanezca en Valparaíso y no tenga que buscar otro puerto, debido al proyecto de expansión del Terminal Dos que la obliga a estudiar una nueva posición en la bahía de la ciudad.
De hecho, esta semana se efectuaron importantes avances en la materia y, salvo por algunos detalles que se deben resolver, es prácticamente un hecho que no se moverá del puerto, una realidad que no siempre fue así en los últimos años con una serie de capítulos que pusieron en duda su permanencia.
La última prórroga del permiso de uso de área por parte de la estatal, para que se mantenga en su actual ubicación, vence el 31 de junio, pero ya el consorcio chileno español solicitó una prórroga, que fue autorizada, de dos meses -hasta el 31 de agosto- periodo en el cual se deberá definir la ubicación final de la tradicional estructura.
Hay que recordar que el sitio más recomendado, en un principio, distaba 700 metros de su actual posición, pero se debía trabajar en un diagrama de fondeo para garantizar la seguridad del nuevo emplazamiento.
Maniobrabilidad
Estos análisis técnicos finales deben considerar, por ejemplo, temas que tienen que ver con la operación en términos de maniobrabilidad, tanto de las naves que hagan uso de los servicios del dique como de aquellas que recalen en el futuro Terminal Dos ya sean de carga, en el caso de los portacontenedores, o de pasajeros en lo que respecta a la industria de cruceros.
Esto con el fin de que no haya interferencias tanto en el trabajo del «Valparaíso III» como en la expansión a cargo de Terminal Cerros de Valparaíso (TCVAL). Una vez que se defina el sector específico al que deberá trasladarse, el punto que quedará pendiente son las condiciones en que se efectuará dicha maniobra dado que ello representa un costo no menor, pues el desplazamiento implica mover una serie de dispositivos que van aparejados a la estructura y que tienen que ver, principalmente, con su fondeo.
Lo que sí se debe mencionar es que, según fuentes de la industria, hay una buena disposición tanto de la empresa portuaria como del dique para sellar un acuerdo definitivo que permita a este último prolongar sus operaciones en la bahía porteña, las que inició el 22 de abril de 1985, entregando a la fecha servicios a más de 1.000 naves.
Seria amenaza
De esta forma, se comienza a afianzar una realidad que se vio seriamente amenazada desde 2013, año en el cual caducó la concesión marítima otorgada a Asmar para ocupar el sector.
A partir de esa situación, el consorcio chileno español llegó a un acuerdo de uso de área con la EPV que debía ser renovado cada tres meses con un horizonte de nueve. Esto, pues producto del desarrollo proyectado en TCVAL, el permiso no podía ser de carácter permanente.
El punto más complicado para el futuro del dique llegó el 30 de junio del año pasado cuando al solicitar la prórroga correspondiente hasta el 31 de marzo de este año, la estatal informó a Sociber que ello no sería posible y que la fecha límite sería el 31 de diciembre de 2016. Esto llevo a que incluso surgiera la alternativa del puerto de Talcahuano para su traslado.
Tras varios encuentros se acercaron posiciones, dado el interés de ambas partes en razón a la necesidad de contar con un servicio de estas características en Valparaíso. Todo ello se vio facilitado por el aplazamiento que solicitó n su minuto la filial de OHL Concesiones, en el marco del proceso de evaluación ambiental del Terminal Dos.
El «Valparaíso III» cuenta con aproximadamente 70 trabajadores de planta, un número que se incrementa a las 200 personas cuando existe una tarea compleja. Además, fue una de las primeras empresas de la región y el país que contó con el sello ProPyme de responsabilidad en el pago a los proveedores de servicios.
Su capacidad le permite atender al 14% de las naves que llegan a las costas chilenas, pese a lo cual tiene un porcentaje de ocupación del 70%. Entre sus hitos destaca el conseguido el año pasado cuando atendió a su barco número 1.000.
Soporte logístico
En cuanto a su importancia esta se inicia porque ofrece la reparación de buques que, de por sí, es un servicio complementario muy buen recibido en el sector marítimo portuario. Es así que puede atender perfectamente buques de crucero de menor tamaño, de frutas, remolcadores y otras pequeñas embarcaciones, etc., lo cual lo hace atractivo y de primera necesidad para el sector naviero.
Un puerto no es sólo un sitio de atraque y un área de respaldo, sino que requiere de un sistema de soporte logístico del cual un dique es parte, pues permite ofrecer un servicio de carena y reparaciones de emergencia que un buque siempre puede requerir, permitiendo que pueda volver a operar en un plazo breve, lo que es clave en el negocio marítimo. De allí que todo puerto importante debe contar con la capacidad de reparar naves en su propia bahía. Si no existiera, los buques deberían desplazarse a Talcahuano lo que obligaría a un desembolso mayor por concepto de traslado.
CINCO DIQUES DESDE EL SIGLO XIX
El 14 de febrero de 1857 comenzó sus operaciones el primer dique de Valparaíso que recibió para reparaciones al bergantín «Esperanza». A partir de esa fecha y hasta la actualidad cinco estructuras han operado en el puerto, tres de madera y dos de acero. El primero de estos últimos entró en operaciones en 1924 y recibió el nombre de «Valparaíso II», fue comprado en Holanda y prestó servicios hasta 1980. A contar de 1985 fue reemplazado por el actual, el «Valparaíso III» que durante su gestión en la bahía ya ha reparado más de un millar de buques.
70 empleos directos y hasta 200 cuando la tarea es compleja entrega la estructura flotante.
1985 inició sus operaciones en Valparaíso el actual dique, que ha reparado más de mil buques.
1857 comenzó a operar el primer dique flotante en Valparaíso, funcionando casi de forma permanente.
31 de agosto vence la nueva prórroga del permiso de uso de área entregada a Sociber.
Fuente: El Mercurio de Valparaíso