El comercio exterior de nuestro país presenta un evidente deterioro respecto al año anterior. Así lo planteó Javier Anwandter Hammersley, gerente general Puerto Coronel, quien se basó en números. «Según las cifras del Banco Central y la percepción de distintos actores económicos, hay una caída. Hay una serie de factores internos y externos que inciden en este deterioro, que al término del primer semestre llegó a 7,9% respecto a ese mismo periodo el año pasado, un retroceso que resultó un poco menor en el caso de las importaciones».
Agregó que hay que considerar, eso sí, la fuerte influencia que tiene en la matriz productiva local la actividad minera. «De esta manera, los puertos de nuestra región no han estado tan expuestos a esta variación al estar más vinculados a las exportaciones forestales y pesqueras. Gracias a eso, los terminales de la zona hemos afrontado mermas en la carga transferida menos violentas que en la zona norte del país, por ejemplo. En nuestro caso particular, durante el año pasado mantuvimos el primer lugar a nivel regional y tercero a nivel nacional en transferencia de contenedores», apuntó.
Ahora, más allá de esta coyuntura, sostuvo el ejecutivo, el comercio exterior, y por ende, el negocio naviero, están afrontando un periodo de ajuste que responde a un ciclo de menor dinamismo a nivel mundial y una reestructuración de las grandes agencias navieras, en que busca optimizar los recursos y alcanzar mayores niveles de eficiencia.
Así, sostuvo que el comercio exterior se está adaptando a un entorno económico global cada vez más competitivo. Una parte fundamental de ese proceso es lograr mayor eficiencia y una optimización de los costos, lo que impacta directamente en el negocio naviero. «En términos sencillos, se debe transportar más carga a un menor precio, y para eso se debe aprovechar mejor el precio del flete», indicó.
EFECTOS
Para el gerente general, esto ha desencadenado una serie de efectos como la fusión de grandes navieras a nivel global, una baja importante en los precios de los servicios navieros, una tendencia creciente a gestionar carga en contenedores para aprovechar mejor los espacios y la ampliación del Canal de Panamá, por mencionar los más relevantes. Eso explica que las naves sean cada vez de mayor tamaño, porque permite en definitiva reducir costos operacionales y poder lograr un nivel de precios más competitivo.
Respecto a si el hecho de que lleguen naves de gran calado a la zona significa que el Biobío esté produciendo más, para Andwanter no es necesariamente así. Los indicadores de comercio exterior del país muestran un deterioro desde 2014, por lo que en este momento como país estamos exportando e importando menos que en los años anteriores, solamente que lo estamos haciendo en naves de mayor tamaño como las New Panamax, que es el tipo de portacontenedores más grande que existe.
Jorge Marshall, presidente de la Cámara Marítima Portuaria, afirmó que en el movimiento de carga a nivel país se aprecia un estancamiento, sobre todo en las exportaciones de cobre y de fruta, que están decreciendo levemente. En cuanto a las recepciones, también se observa un freno, pero esta Región está aumentando sus movimientos porque todo lo que tiene relación con el ámbito forestal está creciendo, junto al carbón y gas. «A diferencia del resto del país, el Biobío ha tenido un impulso. Hay oportunidades y eso es importante».
Hizo ver que solo un tercio de la carga que mueven los terminales del Biobío es de importación y los dos tercios son para envíos al exterior. «Hay mucha potencialidad y esa no es solo infraestructura. A modo de ejemplo, para el caso de los ingresos hay que trabajar con las empresas importadoras, incluyendo a las que traen automóviles y del retail para que cambien sus modelos de importación», recalcó.
SEPARADOS
En ese sentido, remarcó que la idea es que los contenedores no vengan al país en su conjunto, sino que vengan separados según la necesidad geográfica, como norte, centro y sur. Ese, dijo, es un modelo de organización de los depósitos. «Creo que hay que hacer un trabajo de gestión y de infraestructura. Hay otra parte que tiene que ver con la Aduana, el SAG y otros organismos. Son distintos eslabones de la cadena los que hay que mirar, identificar cuellos de botella, pero el potencial para el desarrollo logístico de la Región es muy importante, porque aún tiene una capacidad de crecimiento no solo por la carga tradicional, que son los sectores industrial y comercial, sino que también por sectores nuevos, como los países vecinos, fruta del norte y la carga del sur».
Marshall reafirmó que dos tercios de los puertos regionales son privados y no existe una instancia de planificación estratégica público privada. Afirmó que cada puerto se planifica por su cuenta y lo que se necesita es una proyección a nivel regional, una macrozona, pero no hay una instancia que ordene este sector.
GESTIÓN
Según su planteamiento, esto debiese estar a nivel del gobierno regional y es lo que sugirió, porque el centro sur debe estar encabezado por el Biobío. «Aquí, además, se requiere gestión de los privados, porque son ellos los que deben ir a Argentina a promover sus puertos. Aquí faltan puestos de trabajo y queremos que sean los dirigentes sindicales, junto con la empresa, vayan y difundan los terminales y las capacidades laborales, es su responsabilidad. Ya lo están haciendo los dirigentes sindicales del norte ya lo están haciendo. Es algo que se debe hacer como país».
Javier Anwandter Hammersley destacó que los puertos cumplen un rol fundamental en el desarrollo regional. Su competitividad está asociada a mejores condiciones para el comercio exterior, y eso activa una extensa cadena de beneficios. «En lo inmediato, exportadores e importadores pueden acceder a un servicio portuario de calidad, que les permite cumplir con sus respectivos clientes con una buena relación precio-calidad y poder proyectar sus actividades. Luego, se genera un efecto dinamizador en las economías locales, a través de la generación de empleo y la externalización de servicios», apuntó.
Cerró sosteniendo que el sistema portuario del Biobío tiene la capacidad suficiente para atender cargas desde el Maule a Los Lagos. «Somos una región que requiere revertir su desbalance comercial y poder gestionar cargas como frutas, salmones o bienes de consumo, provenientes o que se destinen a estas regiones y que actualmente recorren una mayor distancia a la debida, generando un costo adicional que finalmente se traspasa al cliente final de esos productos», remarcó.
Fuente: El Sur
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