El Port de Barcelona ha trabajado con las navieras y el resto de agentes del sector de los cruceros para tener una reanudación de la actividad escalonada, sostenible y, sobre todo, segura, tanto para las tripulaciones, como para los pasajeros, para los trabajadores de la Comunidad Portuaria y para los ciudadanos de Barcelona.
Las compañías de cruceros que operan habitualmente en el Port de Barcelona irán llegando progresivamente, con MSC Cruises y su MSC Grandiosa inaugurando la temporada de este año hoy, 26 de junio. Posteriormente, está prevista la llegada del Mein Schiff 2 de TUI el día 29 de junio; el Costa Smeralda de Costa Cruceros el 5 de julio y el AidaPerla, de la compañía Aida Cruises, el día 9 de julio. No será hasta agosto cuando comenzarán a llegar barcos de las compañías americanas. El primero será el Harmony of the Seas, de Royal Caribbean, el día 15 de ese mes. La llegada de las compañías estadounidenses facilitará la normalización de los vuelos con Estados Unidos desde el Aeropuerto del Prat, unas conexiones que quedaron paradas por la pandemia.
«Como Port, somos conscientes de nuestra responsabilidad para garantizar la salud pública. Por lo tanto, consideramos que la reanudación de la actividad se tenía que hacer cuando las cifras de contagios y de vacunación en España lo permitieran», explica Carla Salvadó, subdirectora general de Comercial y Marketing del Port de Barcelona. En cuanto a la previsión de escalas para la temporada, «no podemos avanzar todavía un número porque en estos momentos seguimos trabajando con las navieras para ir introduciendo barcos poco a poco. Y hemos trabajado para traer al Port de Barcelona los barcos menos contaminantes que navegan en estos momentos», añade la directiva del Port.
Garantías sanitarias
En cuanto a las medidas sanitarias implantadas por la industria de cruceros, tanto puertos como terminales de cruceros y navieras han hecho un trabajo de meses para alcanzar los protocolos con las máximas exigencias para la seguridad de los pasajeros, tripulantes y, por supuesto, de los habitantes de las ciudades. Por parte del Port de Barcelona y de las terminales, «el trabajo realizado hasta ahora nos permite garantizar la seguridad de pasajeros, tripulaciones, trabajadores del puerto y ciudadanos desde un punto de vista sanitario. Pero también garantizar que la operativa de los barcos, a pesar de los nuevos protocolos existentes, será ágil y que las infraestructuras y servicios funcionarán a la perfección», apunta Carla Salvadó.
El protocolo que seguirá el Port de Barcelona es el acordado por Sanidad Exterior, dependiente del Ministerio de Sanidad del Gobierno español. Aparte de las medidas de higiene básicas, como el uso de mascarilla, gel hidroalcohólico o distancia de seguridad, las compañías de cruceros están obligadas a informar sobre su plan de salud, aprobado por el estado de bandera, y garantizar su implantación. Esto incluye información específica sobre los medios sanitarios con los que cuenta el barco y capacidad de diagnóstico a bordo; e información sobre los procedimientos de la compañía de cruceros previos al embarque de pasajeros, entre otras informaciones.
La naviera también está obligada a disponer de un seguro, para pasajeros y tripulantes, que se hará cargo de todos los gastos de alojamiento, manutención y asistencia médica de contagiados asintomáticos que no requieren ingreso hospitalario. Igualmente, para los contactos estrechos que tengan que hacer cuarentena. Y del ingreso hospitalario de los casos positivos de COVID-19 en los que sea necesario. Esta cobertura incluye todas las necesidades de transporte, incluso traslados aéreos sanitarios y repatriación si es preciso, y se garantiza que en ningún caso se colapsará el sistema sanitario público.
Así lo ha explicado Fernando Pacheco, director general de MSC Cruceros en España, que también ha puesto de manifiesto que el MSC Grandiosa «es de los barcos más modernos y avanzados a nivel medioambiental de nuestra flota». Pacheco ha explicado que, a finales del próximo mes de julio, está prevista la salida de astilleros del MSC Seashore y que a principios de agosto este barco, el más tecnológico de la naviera, se posicionará en Barcelona para hacer viajes por el Mediterráneo.
Por parte de las terminales, estas también tienen sus propias medidas sanitarias con respecto a los pasajeros, así como protocolos de desinfección de maletas y de las instalaciones una vez terminada cada operativa. La ventilación, la desinfección y la correcta distribución de los flujos de pasajeros serán claves en el proceso.
Mejoras en puerto
Durante los meses que la actividad de cruceros ha sido paralizada, el Port de Barcelona no se ha detenido, aprovechando para hacer obras de mejora en la zona del muelle Adossat destinada a este tráfico. Así, se han invertido 2,6 millones de euros en la mejora del sistema de amarre en las terminales de cruceros para incrementar la seguridad en el atraque. También se ha trabajado en la mejora de la accesibilidad a la zona, ampliando la Puerta 2 de acceso al muelle Adossat, desdoblando en dos los controles o garitas de acceso y desplazando y remodelando la rotonda de distribución del tráfico en todas las terminales de cruceros. Estos trabajos han supuesto una inversión de 1,22 millones de euros.
Por otra parte, en cuanto a la ampliación del muelle Adossat, una actuación compleja de larga duración, entre febrero de 2020 y abril de 2021 se ha llevado a cabo la consolidación de la tercera fase. Se trata de una obra que hace posible la construcción de la nueva terminal de cruceros adjudicada a MSC en el último Consejo de Administración del Port. La inversión en este caso ha sido de 2,6 millones de euros.
Más de 9.000 puestos de trabajo
Los cruceros que lleguen este año supondrán un impulso muy importante para la recuperación de un sector que ha sufrido una tremenda crisis debido a la pandemia de COVID-19. Se trata de una industria que da trabajo a más de 9.000 personas en Barcelona y que factura anualmente en Cataluña 1.083 millones de euros, con una contribución al PIB catalán de 562 millones de euros anuales.
En el año 2019, los cruceristas supusieron el 10,4% de los turistas que pernoctaron en el destino de Barcelona. Y tuvieron una aportación a la economía de la zona muy superior a la media del conjunto. El gasto medio de los visitantes que pernoctaron en 2019 en este destino fue de 69,9 euros diarios. Se calcula que el gasto de los cruceristas de puerto base asciende a 230 euros por persona y día. Y en el caso de los cruceristas en tránsito, por 4 horas de media que pasan en destino gastan 57 euros por persona. En año 2019, el 57% de los cruceristas que pasaron por el Port de Barcelona eran de puerto base.
Fuente: Puerto de Barcelona