Los puertos juegan un papel primordial en el desarrollo económico local y mundial, con una mayor o menor influencia en función de su situación y capacidad. A nivel europeo, el puerto holandés de Rotterdam ocupa un lugar privilegiado, con el mayor tráfico del continente, un hecho que le ha impulsado a querer convertirse también en el más inteligente del mundo.
Parte de este proceso está estrechamente vinculado a la iniciativa de transformación digital que ha puesto en marcha junto a IBM. Tras un largo camino, la industria del transporte marítimo está apostando fuerte por la innovación, que actualmente pasa por los buques conectados y autónomos que son capaces de comunicarse entre ellos para evitar una colisión.
El puerto de Rotterdam aspira a acoger embarcaciones de este tipo para el año 2025. Para prepararse, están mejorando sus instalaciones con la introducción de la tecnología del Internet de las Cosas e IBM Cloud.
Gracias a los avances en IoT de la multinacional, se creará una réplica digital exacta del puerto que reflejará con precisión todos sus recursos, movimientos portuarios, infraestructura, climatología, ubicación geográfica y datos sobre la navegación. Esto permitirá a la Autoridad Portuaria saber cómo pueden mejorar sus operaciones, manteniendo los mismos estándares de seguridad.
La instalación recibe a más de 140.000 buques cada año, un proceso que requiere una gran coordinación e involucra a diferentes actores. Con el nuevo panel digital, el puerto será capaz de visualizar la actividad de cada uno de ellos e incrementar el volumen de mercancía que gestiona.
Además, podrá reducir hasta en una hora el tiempo de atraque, lo que supondrá un ahorro de unos 80.000 dólares (65.268 euros) para los operadores y permitirá al recinto portuario admitir más buques cada día.
Sensores y datos inteligentes
Uno de los primeros cambios que implementará el puerto será la introducción de sensores IoT, inteligencia aumentada y datos inteligentes sobre el tiempo, en lo que participarán tanto IBM como otros socios, que medirán aspectos como la temperatura ambiente, la velocidad del viento, la humedad, y la turbiedad o salinidad del agua, así como el nivel del mar, las mareas y las corrientes.
Esto permitirá al puerto calcular la altura admisible para los buques o determinar si podrán acceder con facilidad a los muelles. También tendrá un impacto positivo en los costes, la seguridad de la carga y el consumo de combustible.
Por otro lado, la Autoridad Portuaria ha puesto en marcha en sus astilleros el ‘Rotterdam Additive Manufacturing Lab‘ o Ramlab, un proyecto de I+D en sobre la impresión 3D en el que participan 30 socios. Su desarrollo, gracias a la tecnología del Internet de las Cosas, supondrá pasar de un proceso tradicional de fabricación de los componentes de los buques que dura entre seis y ocho semanas, a solamente 200 horas.
Asimismo, el proyecto implicará el desarrollo de delfines digitales equipados con sensores, que enviarán información sobre el agua que les rodea y sus condiciones climatológicas, lo que facilitará a los puertos decidir cuándo es el mejor momento para que un buque atraque y dónde debe hacerlo.
Fuente: Cadena de Suministro