Cincuenta días navegando por el norte de Chile. Esa es la misión de la embarcación científica internacional que zarpó el lunes pasado desde Arica. «En diciembre de 2015 pusimos 15 sismómetros en el fondo del mar -gracias al apoyo del instituto de investigación alemán Geomar, que importó los instrumentos-. El objetivo principal es monitorear las réplicas del terremoto. En esta expedición se van a retirar estos sismógrafos», explica el profesor Eduardo Contreras, geofísico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, quien viajó en la expedición anterior.
Con la información obtenida se espera estudiar cómo evoluciona el terremoto, qué zonas se activan y qué zonas presentan más sismicidad, entre otros objetivos.
«También, independiente del terremoto, la idea es entender la anatomía, la estructura interna de las placas», explica. «Este barco va a mapear el fondo del mar, como lo que vemos con Google Earth, pero con mayor definición».
Conocer estos detalles es clave: «Vivimos en una zona de subducción, una de las más activas del mundo, que no solo afecta a los terremotos, también el volcanismo. Entonces entender el sistema de subducción es básico».
El crucero científico que por estos días navega las costas chilenas es de la U. de Columbia (EE.UU.). «En Chile tenemos recién un barco, el ‘Cabo de Hornos’, pero no poseemos los instrumentos para el fondo del mar, son muy caros. Sin embargo, ellos tienen una tecnología de punta de alta resolución», dice.
Cuando haya terminado esta travesía, en diciembre comenzará otra excursión, que se realizará en conjunto con la U. de Texas y la U. Estatal de Oregon, que mapeará el fondo marino desde Chiloé hasta Illapel. «La idea es mapear lo más posible el mar de Chile», explica Contreras.
Fuente: El Mercurio
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