Inician el estudio de diseño para el primer muelle en la península antártica chilena

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Científicos y turismo valoran medida que potenciará actividades de múltiples operadores

Un plazo para ejecución de trabajos de tres años -debido al clima que solo permite trabajar en verano- implica el muelle portuario que el Ministerio de Obras Públicas de Chile (MOP) proyecta construir en la Bahía Fildes, Isla Rey Jorge, en la Antártica Chilena. Esa cartera inició el estudio de diseño de la obra, que estará en «una localización estratégica», destaca José Retamales, director del Instituto Antártico Chileno (Inach), «a poco más de un kilómetro del aeródromo Teniente Marsh y en un área donde está Villa Las Estrellas y varias bases chilenas y extranjeras».

En la bahía están la base de la Fuerza Aérea de Chile FACh, el Instituto Chileno Antártico y la Gobernación Marítima.

Se trata de una infraestructura portuaria en una zona en la que hoy el desembarco es bastante precario, ya que la carga se traslada de los buques a pangas (pequeños botes), y el desembarco en la playa se hace a pulso.

Solo la base China tiene instalaciones similares, de menor tamaño. A mucho mayor distancia, en la base O’Higgins, hay un muelle desmontable, y uno para botes Zodiac en la base Prat.

El titular de Obras Públicas (MOP), Alberto Undurraga, confirmó que, a diferencia de otras obras; menores en ejecución en la península antártica, como un sistema de agua potable rural o la reposición de cuarteles; «por la magnitud de las obras y su ubicación, se requiere de un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de carácter internacional», recalcó.

Es una faena que será un enorme desafío ingenieril, porque además de su localización (1.250 km al sur de Punta Arenas), enfrentará duras condiciones ambientales, que incluyen el congelamiento de la bahía en invierno.

Solo se puede construir en verano, lo que determinará el diseño. «Se tiene que avanzar en hitos que permanezcan en el tiempo y que no hayan sido destruidos por la naturaleza a la siguiente temporada», explica Undurraga.

La construcción de este muelle es una antigua aspiración, especialmente de los científicos. «No solo nos afecta a nosotros, sino que también a otros 20 países que circulan por el aeródromo (Teniente Marsh). En la parte científica y logística hay ocasiones en que ha sido complicado que invitados suban a botes de goma en la playa, porque en algunos de estos países, por normas internacionales, no hay embarque si los pasajeros no visten una indumentaria especial», explica Retamales. Ahora también es una demanda del sector turismo para facilitar el desembarque de pasajeros, dice Jaime Vásquez, presidente de Antártica XXI, que opera esa ruta.

Undurraga destaca que este muelle permitirá «mejorar y ampliar la operación fundamentalmente científica, porque podrá llegar carga que hoy no tienen».

En Villa Las Estrellas hay 131 habitantes en verano, pero desde el otoño baja a la mitad, y son abastecidos por buques de la Armada y por la FACh.

Tierra sin fronteras

En la Antártica no hay fronteras y existe una cooperación permanente entre las bases de los distintos países que se sitúan en la isla Rey Jorge. Al llegar al aeródromo Teniente Marsh, en la base Presidente Frei Montalva, se aprecian vehículos de Uruguay, China y Rusia que han ido en busca de carga o pasajeros.

A fines de los años 70 y comienzos de los 80, no era raro ver cómo ocupantes de la base Bellinghausen de Rusia ayudaban a los chilenos con maquinaria, mientras los nacionales ponían los hombres necesarios para el éxito de las faenas. En los últimos años cambió esa realidad. Chile mejoró en tecnología y no solo está presente con la FACh con su base y la villa Las Estrellas, sumó además la base «Profesor Julio Escudero» del Instituto Antártico Chileno y la Gobernación Marítima Antártica de bahía Fildes.

Además, está el apoyo en verano del personal de la Línea Aérea Dap que opera con vuelos entre Punta Arenas y la isla Rey Jorge. Marcelo Leppe fue jefe de la base del INACh en el verano de 2013 y a comienzos de este año. «La cooperación es muy fluida, aunque en lo logístico hay una coordinación previa y este apoyo se presenta cuatro o cinco veces en el mes. Después está la cooperación científica que permite que investigadores chilenos de pronto trabajen en la base de China o Corea», señala Leppe.

Detalla que cuando hay que realizar faenas de descarga en bahía Fildes, el barco queda fondeado a una distancia importante (a más de un km de la costa) y desde allí la carga es llevada en la pequeña barcaza Skúa del rompehielos “Viel” o en su efecto los rusos aportan su panga (especie de barcaza). La carga es llevada a orilla y cuando esta es muy pesada, los chinos llevan su grúa.

Fuente: El Mercurio