Líder de la industria de cruceros se va de Valparaíso

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La temporada de cruceros 2017/2018, con 39 recaladas programadas prometía ser una de las más auspiciosas de los últimos tiempos para Valparaíso. Con nuevas inversiones y diversas estrategias concretadas a lo largo de los años, se planteaba como una etapa de consolidación de la ciudad en su calidad de «home port» de la industria, recuperando los niveles de pasajeros alcanzados antes de la crisis subprime.

Sin embargo, hoy la realidad es otra: sólo 16 de los atraques planificados se concretarán, luego que Carnival, líder mundial de esta industria, se sumara a la fuga de cruceros que lideró Norwegian Cruise Lines y sus líneas asociadas que a inicios de julio anunciaban su partida al terminal Puerto Central de San Antonio, lo que representó ya una merma relevante (10 recaladas).

La decisión de Carnival, que agrupa entre otras líneas a Holland America y Princess Cruises, golpea duro en el Puerto porque se conoce tres semanas después del acuerdo firmado por la comunidad portuaria para dar todas las facilidades a la industria, incluyendo la construcción de un muelle exclusivo.

Pero, por los resultados conocidos, aquello poco influyó en la determinación de las líneas. «Básicamente, esta decisión ya estaba tomada incluso antes de la reunión del 28 de junio donde vinieron todos los ejecutivos de Carnival, Royal y Norwegian Cruise Line», comentó el gerente general de la compañía operadora de cruceros Destination Managment Chile (DMC), Claudio Nast, aludiendo al encuentro en el cual los ejecutivos de las principales compañías llegaron al país para analizar si la posibilidad de llegar a Valparaíso era viable.

Esto, después del bloqueo de los trabajadores a dos cruceros en el mes de febrero y a raíz de las diferencias con TPS, sobre todo respecto a las condiciones que ellos exigían en cuanto a la reserva de sitio.

«En ese momento, ellos ya estaban clarísimos que se iban a San Antonio porque todavía estaba el tema de TPS que no le podía dar ninguna garantía de sitio hasta sólo tres meses antes. Ante eso se les planteó la opción de TCVAL, una alternativa que para ellos nunca fue una opción viable para atracar sus barcos grandes», recalcó el ejecutivo, añadiendo que a esa altura el conflicto con los trabajadores estaba latente.

Ante escenario, la decisión de Carnival resulta plausible para Nast. «En su momento (Valparaíso) era como una novia bonita que lo único que hizo fue pedir condiciones, no quería nada, todo era difícil y complicado. La otra, quizás no era tan bonita, pero dio todas las facilidades y lo hizo bien. Lógicamente, el novio se fue con la que más le convenía», explicó.

Pese a ello, enfatiza que el acuerdo de un muelle exclusivo debe concretarse, aunque a su juicio «llegó tarde». «Hay que mantenerlo porque de lo contrario podría ser peor. Este es un gran golpe porque ellos no se van a ir por un año, sino por tres, cuatro o cinco, y en ese tiempo Valparaíso tiene que pensar que si quiere verdaderamente recuperar esta industria, tiene que seguir con sus proyectos y demostrar que cambió en serio. Una de las cosas que perdió fue credibilidad con sus ires y venires, y al final fue un sí, pero cuando todo ya estaba perdido».

El alcalde porteño, Jorge Sharp, calificó el hecho como «una muy mala noticia» para la ciudad, agregando que «lo que estamos viviendo en lo inmediato tiene que ver con las consecuencias de lo que ha pasado en los últimos meses en relación a los conflictos que han afectado a este tema».

Sobre el futuro, el jefe comunal coincide en la necesidad de concretar de acuerdo a los plazos ya establecidos el terminal exclusivo para pasajeros, junto con buscar fórmulas que compensen la pérdida que generará esta merma que incluso podría aumentar y evitar una «hecatombe». «En la medida que en el Pacífico Sur haya una ciudad que cuente con un terminal exclusivo para la recalada de cruceros, es perfectamente viable aumentar la demanda que existe en materia de cruceros (…) Evidentemente, esto impacta la actividad del turismo y, de hecho, hay estudios respecto al gasto que realiza un turista al bajarse o al subirse a una de estas naves y eso verdaderamente va a afectar», recalcó.

El diputado Osvaldo Urrutia (UDI) se refirió al tema y junto con relevar el perjuicio económico que supondrá, llamó a asumir responsabilidades. «Los causantes de este problema tienen nombre y apellido; sabemos quiénes son los que amenazaron, los que boicotearon, los que subieron las tarifas, los que bloquearon la entrada y recalada de los buques; ahora que se hagan responsables de este tremendo daño a Valparaíso, a su actividad turística, al mediano empresario ubicado en la zona patrimonial, y que digan cómo van a mitigar este impacto, que no se escondan (…) que den la cara», emplazó él legislador, aludiendo a TPS y a los trabajadores.

Al respecto, el vocero de la Coordinadora Marítimo Portuaria de Valparaíso, Sergio Baeza, rechazó las acusaciones. «Nosotros firmamos un compromiso con la empresa portuaria y el alcalde también, donde le dimos todas las garantías a los cruceros de venir a Valparaíso (…) No nos sentimos responsables», dijo.

A través de una declaración pública, la Empresa Portuaria de Valparaíso (EPV) lamentó la decisión adoptada por la empresa de cruceros, pese a los esfuerzos realizados por reducir el impacto derivado de las movilizaciones. «Tras los conflictos de la temporada 2016-2017 en el Puerto de Valparaíso que afectaron la recalada de dos naves y originaron un clima de incertidumbre para algunas líneas de cruceros, como autoridad portuaria lamentamos esta decisión a pesar de realizar todos los esfuerzos y gestiones necesarias para garantizar la normal atención y permanencia de la industria de cruceros en Puerto Valparaíso como home port en Chile», señala el documento.

También destaca las mejoras en las condiciones operacionales del sitio 8 de TCVAL para albergar naves de mayor tamaño, que era la alternativa que se ofreció a la industria ante los problemas que en ese instante tenía para recalar en el Terminal Uno, concesionado por TPS.

En cuanto a lo que viene, señaló que «debemos concentrarnos en intensificar todas las gestiones que sean necesarias para atender de la mejor manera a las siete líneas que continuarán operando y confiando en nuestro puerto y recuperar a esta industria que desde siempre ha tenido en Valparaíso a su principal base de operaciones». La estatal finalmente enfatizó que en un futuro cercano espera recuperar la industria, para lo cual valora el acuerdo alcanzado con la comunidad portuaria en cuanto a la construcción de un muelle exclusivo. «Queremos mirar hacia el futuro y seguir avanzando con gestos concretos a la industria», destacó.

«Lo que estamos viviendo en lo inmediato tiene que ver con las consecuencias de lo que ha pasado en los últimos meses»

Jorge Sharp, Alcalde de Valparaíso»
«Una de las cosas que perdió (Valparaíso) fue credibilidad con sus ires y venires, y al final fue un sí, pero cuando todo ya estaba perdido»

Claudio Nast, Gerente general DMC»
ACERCAMIENTO ENTRE SHARP Y PORTUARIOS

Tras el lamentable encuentro que tuvieron los portuarios y el alcalde Jorge Sharp en el marco del seminario que abordó los temas patrimoniales, ayer se reunieron para limar asperezas y discutir sobre el futuro del puerto, incluyendo la llamada «Ley Valparaíso» y el Terminal Dos, iniciativa en la cual mantienen diferencias. «En la reunión identificamos que tenemos más coincidencias de las que inicialmente creíamos, tenemos naturalmente diferencias, pero vamos a instaurar una mesa de trabajo permanente que va a ser de carácter técnico y se va a preocupar por los temas de la ciudad», comentó el jefe comunal.

13 recaladas perdió Valparaíso tras la decisión de Carnival de trasladar sus operaciones al puerto de San Antonio, siguiendo los pasos de Norwegian Cruise Line.

US$ 44 millones es el costo aproximado del muelle exclusivo para cruceros, de acuerdo a las conclusiones del estudio de prefactibilidad encargado por la EPV.

60% de los arribos de cruceros perdió el puerto de Valparaíso en relación a las naves que estaban previstas en el sector para la temporada 2017/ 2018.

Fuente: El Mercurio de Valparaíso