La mitad de los consultados en la reciente encuesta de percepción ciudadana realizada por la Universidad de Los Lagos y el Diario El Llanquihue, atribuyó a las empresas salmoneras la mayor responsabilidad de la crisis ambiental en el mar de la Región de Los Lagos.
El resultado da cuenta de una constante, que incluso ha sido reconocida por la industria, en cuanto a que la actividad que realizan esas compañías no es lo suficientemente valorada por la ciudadanía, a pesar de su contribución al desarrollo económico y social de las comunidades en las que están insertas.
Esa imagen adversa es ratificada, cuando en la misma consulta se pide conocer la opinión de la industria, alcanzando más de un 52 % la suma de malo o muy malo, contra casi un 13 %, entre bueno y muy bueno.
El mundo empresarial, en general, no se escapa de esta negativa representación, ya que más de un 41 % se inclinó por reconocer su percepción como mala o muy mala, en tanto que poco más de un 11 % puntuó al sector como bueno.
Impone un desafío
Para Felipe Sandoval, presidente de la Asociación Gremial de la Industria del Salmón (SalmonChile), lo más probable es que influyó en estos resultados el episodio de vertimiento de salmones muertos por el bloom de algas y la supuesta relación en torno a la magnitud que tuvo la Marea Roja.
«La discusión pública que hubo en su minuto tiene que haber afectado la opinión de la gente. Pero, claramente no hay relación entre ese vertimiento y la Marea Roja. Muchas veces, las realidades públicas son distintas a las físicas», manifestó el líder de esa entidad.
Por ello es que dijo que están enfrentados a «un desafío de entrega de información», así como de establecer un mayor diálogo que incluya en detalle cuáles son las prácticas y procedimientos que utilizan.
Sandoval anunció que impulsarán esos conversatorios con la ciudadanía «para construir estándares que sean aceptados y que les dé tranquilidad que tenemos un buen comportamiento en los aspectos que a ellos les interesa».
El presidente de SalmonChile anticipó que el primer paso será la construcción de un reporte público de sustentabilidad, que incluirá todos los indicadores de esa actividad productiva. Luego, esperan dar comienzo a esos diálogos comunitarios.
Consultado si es que estas gestiones públicas serán suficientes para revertir la negativa concepción que ya está instalada en gran parte de la comunidad, Sandoval comentó que «muchas veces hay realidades de las que no se tiene la información exacta. Entonces, se tiene una opinión distinta a lo que pasa. Esas son cosas que habrá que mejorar», reiteró.
Si bien el 49,8 % de los consultados considera a la industria salmonera como la responsable de la crisis ambiental en el mar, Felipe Sandoval reconoce que hay otro 50,2 % que no lo hizo. Sin embargo, enfatizó que «tenemos que hacernos cargo de la parte que nos toca a nosotros».
Subrayó que la industria del salmón cumple con altos estándares ambientales, tanto por eficiencia que impone la normativa, como los que exigen sus mercados de destino.
Satanización del gremio
En tanto que Oscar Garay, vicepresidente de la Asociación de Salmonicultores de Magallanes, dijo no sentirse extrañado por estos resultados, especialmente porque «s e mezclan temas como la operación de la industria, la desconfianza en las autoridades, en políticos, en las empresas en general y el fenómeno de la Marea Roja. Si a eso se suma el nivel de desconocimiento que existe sobre la actividad, la desinformación que los detractores ponen a circular en las redes y lo mal que lo hemos hecho comunicacionalmente para dar a conocer el aporte e impacto de la actividad, se tiene el cóctel perfecto para una pésima imagen de la salmonicultura», argumentó.
El también ejecutivo de Salmones Magallanes aseveró que «se ha producido una satanización injusta de la industria» y planteó que ello va a cambiar. «Es insostenible que las cosas sigan funcionando como hasta ahora. Se necesita en forma urgente un cambio en los paradigmas y en la forma en que nos relacionamos con la comunidad. Apertura y transparencia total son el único camino para que nos conozcan y sepan con claridad las virtudes y defectos del sector», expuso.
Respeto a la norma
Mientras que Jorge Weil, doctor en Ciencias Económicas de la Universidad de París, consideró bajo ese 49,8 %. «La razón por la que se produjo el bloom algal y la Marea Roja es responsabilidad de las salmoneras», expuso en forma categórica.
Agregó que en las últimas tres décadas el cultivo intensivo de salmón y la mayor generación de nutrientes, han propiciado condiciones para el mayor desarrollo de ambas situaciones en el mar. «Este nivel productivo ha hecho imposible que convivan con la pesca artesanal y las actividades del borde costero», aseguró Weil.
Respecto a cómo puede cambiar la opinión de la comunidad, el economista afirmó que ello se producirá una vez que «la gente se dé cuenta que (las salmoneras) están respetando la normativa ambiental, porque no sólo está la contaminación del mar, sino que del borde costero».
Fuente: El Llanquihue
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