Oruro y Tarapacá: una historia de integración

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A fin de tener una economía complementaria entre Bolivia y Chile se pensó en ferrocarriles y carreteras.

Quince años lleva estudiando el tema de las relaciones entre Bolivia y Chile el premio nacional de Historia 2014, Sergio González, tiempo en que se ha dedicado a explorar la presencia boliviana en la época del salitre, es decir desde el siglo XIX en Tarapacá, momento en que ya existían ideas de integración entre Oruro y Tarapacá, según aseveró.

El símbolo de aquello son los diversos proyectos ferroviarios desarrollados por parte de los bolivianos y chilenos que iniciaron en 1864. «Esta idea la llevó adelante un minero boliviano llamado José Avelino Aramayo, con el ingeniero alemán, Hugo Reck. Luego hubo una serie de proyectos ferroviarios que nunca llegaron a término. Otro de los intentos de hacer realidad este ferrocarril fue con el ingeniero Lastarría y Adolfo Squer, que lamentablemente no se concretó a pesar que hubo intentos de llevarlo adelante».

El académico de la Unap precisó que con la crisis del salitre, a fines de la década del 30, se dejó la idea del ferrocarril para pensar en una carretera que uniera estos dos países. «Hubo un proyecto del general en retiro Carlos Hams Espejo que fue el primero en realizar un proyecto de integración física de Chile-Bolivia con el propósito de que complementaran las economías. La idea era que el norte de Chile se desarrollara con los recursos naturales de Bolivia, además de poder ser exportados a través de puertos chilenos. Y esa es la misma idea de los corredores bioceánicos, ese es un proyecto muy antiguo. Es decir que está muy presente desde el siglo XIX», dijo González.

De ahí en adelante, relató González, empezaron proyectos de intervención física como el camino Iquique Colchane y de Colchane, Pisiga y Oruro.

Destinos comunes

Para González, Oruro y Tarapacá han tenido destinos compartidos desde ese tiempo hasta la actualidad, pues hay una relación de complementariedad económica que podría potenciarse aún más considerando que el camino por el lado chileno está concluido, «pero eso no pasa por el lado boliviano. Es decir Bolivia ha sido más renuente en la integración física, me refiero a los caminos con el norte de Chile. Por tanto cuando Bolivia habla que Chile no le da salida al mar en realidad es bien contradictorio porque ellos no han terminado el camino de Oruro a Pisiga».

Asimismo, afirmó que los orureños reclamaron por décadas para que su relación con Tarapacá sea más fructífera, pero han tenido trabas por el centralismo, tanto de La Paz como de Santiago. «El alcalde Soria ha desarrollado un discurso de los corredores bioceánicos, que es una propuesta muy interesante porque hay corredores en Antofagasta y en Perú, y así la posibilidad de que productos brasileños como la Soya por ejemplo pueda salir por los puertos del norte de Chile y del sur del Perú, pero esto no hace competir a los puertos, porque la cantidad de carga es tanta que todos los puertos serían insuficientes».

Finalmente, manifestó la necesidad de tener miradas de Estado. «Me parece que Bolivia y Chile tienen historias comunes y muchas cosas que les convoca a ambos y que pueden resolver en conjunto».

Fuente: Estrella Iquique