La burocracia existente en la institucionalidad chilena puede ser una de las responsables de la baja ejecución de diversos proyectos de infraestructura en los últimos años. Esto sucede, según el Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI), por la intervención duplicada de diversas entidades. A modo de ejemplo, un camino puede ser planificado por el Ministerio de Obras Públicas (MOP), ejecutado luego por el Serviu para las necesidades de Transantiago. Por las actuaciones de cada sector, ese camino termina por dilatar su ejecución. Es el caso del corredor en la Alameda, la avenida España de Valparaíso o la autopista Vespucio Oriente.
A esta situación se suma otra: cada institución se preocupa de ejecutar su cartera de proyectos, pero no existe ninguna que mire la interrelación de todas y piense la ciudad en su conjunto, según el diagnóstico.
Para remediar el problema, el CPI propone adaptar un modelo australiano de intervención que ese país buscó para resolver problemáticas similares.
«La institucionalidad no conversa entre sí. No hay mecanismos de vinculación. Hay también una deficiencia del Ministerio de Hacienda en el largo plazo para definir perspectivas, sin descuidar su rol de control presupuestario. Concesiones mira el largo plazo, pero sin hacer convivir sus proyectos con el resto de las iniciativas. No basta con definir recursos ni funciones específicas: hay que coordinar una visión de largo plazo y de ejecución», afirma Carlos Cruz, secretario ejecutivo del CPI.
A su juicio, se hace necesario adaptar modelos que han funcionado con éxito, como los aplicados en Nueva Zelandia y Australia, donde se implementó una agencia o unidad asesora de la máxima autoridad política, que propone un plan de infraestructura y ejerce como contralor de los programas de inversión. También mantiene la relación de planificación.
El presidente del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, Luis Eduardo Bresciani, dice que el consejo también ha estudiado ideas para mejorar la ejecución en infraestructura para que tenga el impacto esperado. «Hay que terminar con la visión sectorial y supeditar estas inversiones a planes integrados urbanos y territoriales mediante la convergencia en una visión de largo plazo para el desarrollo de cada región, metrópolis y ciudad, la conducción descentralizada y participativa de los planes y la concentración de capacidades y recursos en empresas públicas, servicios o corporaciones capaces de implementar en forma eficiente las infraestructuras definidas por esos planes».
Similitud
Según Cruz, el sistema australiano es el que más se asemeja al chileno, por lo cual su modelo es replicable.
Fuente: El Mercurio
