La visita de Mauricio Macri a nuestro país, estuvo marcada por una fuerte intención de acercamiento político y económico a la región. Pero potenciar organismos como la Alianza del Pacífico y el Mercosur no tendría ningún efecto concreto si los países no traducen esa pretensión en el origen de un bloque que les permita hacer frente a las grandes potencias.
Petróleo, hierro, cobre, aluminio, carbón, soja, cacao, azúcar y celulosa, son solamente algunos de los commodities que la región sudamericana ofrece al resto del mundo. No obstante, darle valor agregado a estos productos se ha transformado en uno de los principales desafíos en términos del comercio desde América del Sur hacia grandes potencias como EEUU, China y Europa. Según economistas, potenciar el intercambio y lograr una gran integración en lo político y lo económico sería la clave del éxito para acabar con la teoría de la dependencia acuñada en la década de los ‘70, que asegura que el mundo tiene un diseño desigual y perjudicial para los países no desarrollados.
Un experto en el tema, el economista jefe de BCP Securities, Walter Molano, asegura que “América Latina, algún día por razones económicas y no tan solo políticas se va a tener que unir, como lo hizo la Unión Europea para poder negociar contra estas potencias”.
En su libro “Cuando los latinos pelean: ¿por qué no existen los Estados Unidos de América del Sur”, el mismo Molano que en 2002 sacó de sus casillas al ex Presidente Ricardo Lagos, asegurando que las cuentas fiscales de Chile eran un desastre -y que el año pasado dijo que íbamos bien- ahonda en la teoría de que Sudamérica todavía puede emerger como un gigante “si fuera a resolver sus diferencias históricas, profundizar sus vínculos comerciales y mejorar su infraestructura intrarregional”. Explica que esto alentaría al equilibrio internacional de poder e introduciría un nuevo conjunto de dinámicas en la economía global.
La propuesta
Entre enero y junio de 2016, las exportaciones de América Latina y el Caribe alcanzaron US$421.797 millones, cuando las importaciones fueron de US$463.841 millones. Además, el hecho de que las materias primas proyectaran valores inferiores a los de otras épocas durante todo el año impactó en que el comercio regional en el primer semestre del año pasado fuera 7,6% menos, según un informe de la Cepal. En este contexto, el comercio intrarregional caía sobre 5%, situación que según algunos expertos podría cambiar tras la llegada de Donald Trump a EEUU.
En este contexto, tras la visita de Mauricio Macri a nuestro país el pasado 11 de febrero, el mandatario se comprometió junto a Michelle Bachelet a fortalecer lazos bilaterales y acuerdos comerciales, en el marco de un fuerte resurgimiento del aislacionismo y proteccionismo desde la Casa Blanca.
Pero, según Molano, la retórica de Trump no apunta directamente a las materias primas. “Él está en contra de las exportaciones de manufacturas que antes se hacían en EEUU, pero que por costos laborales o costos ambientales las movieron a China y a México”, dice y agrega que quiere regresar esos puestos de trabajo a EEUU. “No está diciendo que se pongan restricciones hacia la importación de productos básicos, los commodities o las materias primas, eso es algo que el país necesita para seguir adelante porque no los producen ellos mismos”, subraya.
Sobre lo anterior, a juicio del experto, ni el Mercosur ni la Alianza del Pacífico apuntan hacia la formación o hacia las ventajas que daría este nuevo organismo, similar a la UE, que entregaría un poder de negociación más firme ante las potencias mundiales.
China se ha convertido en el primer socio comercial para países como Brasil, Perú y por supuesto Chile. En este contexto, una de las principales desventajas contra otros países poseedores de materias primas son los costos de transportes hacia el país asiático. Es por esto que “una unión de aranceles como lo hicieron los europeos, en donde los países entregan su poder de negociación bilateral a una entidad como lo es Bruselas, permitiría negociar representando a un conjunto”, señala Molano.
Unión de América
“La región poquito a poco se está dando cuenta que necesita integrarse más”, dice el experto. “Los países latinoamericanos tienen muy poca integración y eso se ha hecho más bien a propósito, no ha sido nada de error o descuido”, añade. Así, para Molano, la ola de corrupción que azota por estos momentos a la región por el escándalo Odebrecht es una buena señal, porque toca a los países al mismo tiempo y de una forma parecida. “Parar la tolerancia hacia la corrupción puede ser algo bastante positivo, ya que los podría unir en términos de intereses comunes y de trabajo en el continente”, señala.
Sobre una dupla que actualmente está caminando hacia la integración, se destaca a Brasil y Argentina a través del Mercosur, pese a que ambos toman sus ventajas comparativas mirando hacia el exterior. El comercio entre estos países, que antes alcanzaba los US$35.000 millones, el año pasado cerró en unos US$22.500 millones, principalmente por las crisis que enfrentan. Otro de los puntos que también dificulta la formación de este supra organismo.
Fuente: Pulso