No ha sido fácil el diálogo entre la industria salmonera y la actual administración. Desde junio del año pasado, empresas del sector y el gremio que las reúne, SalmonChile, están en tratativas con el subsecretario de Pesca (Subpesca), Raúl Súnico, para intentar un acercamiento en torno a las nuevas normas sanitarias que buscan mejorar la biomasa de los barrios y, de paso, regular la producción salmonera. Tras un peak de 955 mil toneladas en 2014, el año pasado bajó 12,67%.
Se trata del reglamento sanitario (RESA) de densidades, que entró en vigencia en 2012 para rebajar la capacidad de carga de salmones en las jaulas que se sumergen en los barrios. El texto fue analizado nuevamente por el gobierno para volverlo más restrictivo y sus contenidos serán dados a conocer mañana por el Ministerio de Economía.
Pese a las diferencias, los privados esperan un gesto por parte de la Subpesca en los nuevos reglamentos, expectativa que se sustenta en el detalle de la convocatoria que dio a conocer la repartición.
El documento plantea que entre los puntos a tratar está aumentar la distancia en los centros de cultivo, medida que ha sido solicitada durante años por las salmoneras. La interrogante es cómo se concretará aquello, ya que si la mirada es a largo plazo implicaría diseñar un proyecto de ley que apunte a un cambio territorial del sector. Esto requeriría mover las concesiones y crear nuevas zonas para cultivo, lo que se hace complejo de concretar en el corto y mediano plazo, aseguran entre las empresas.
Otra solución, asegura Carlos Odebret, ex gerente general de SalmonChile y actual consultor de la industria, es de orden operativo, mediante la coordinación de los descansos de concesiones intermedias que hagan posible ampliar la superficie entre una concesión y otra. En general, la distancia entre concesiones es de 1,5 milla, según lo establecido por ley, pero no siempre se cumple. En la actualidad, de las 1.330 concesiones otorgadas, están operativas sólo 500.
Puntos sin encuentro
En la industria aseguran que no están en contra de regular la producción, aunque advierten que puede afectar la competencia. Lo que sí estiman es que al hacer más restrictiva la norma de densidades, tendría un fuerte impacto en la industria, que no ha tenido buenos resultados y que este año enfrenta una crisis, tras el bloom de algas que le obligó a retirar de los centros de cultivo 40 mil toneladas de salmón muerto.
El tema logístico es otro punto de diferencias. En las tratativas, la industria pidió no desarrollar los cambios por etapas para evitar que el proceso de transición perjudique aún más a las compañías. Pero a inicios de mayo último el gobierno expuso la primera parte de los cambios, relacionada con la norma de densidades, detallando los porcentajes de reducción o aumento de las siembras en centros de cultivos. Esto comenzará a aplicarse a los centros que retomen la producción tras los descansos, lo que ocurrirá en noviembre próximo.
El foco del nuevo marco regulatorio es que las salmoneras con un mal rendimiento sanitario deberán reducir sus cargas, y si un centro tiene buen desempeño, su carga en los barrios no debería crecer más de 3%. Según el reglamento, las jaulas pueden tener un mínimo de ocho kilos de salmones por metro cúbico, densidad que generaría pérdidas, aseguran en el sector. La densidad máxima, en tanto, llega a 17 kilos por metro cúbico y en la industria señalan que es muy difícil de obtener, debido a las altas exigencias sanitarias y ambientales.
El mecanismo para establecer los niveles por cada jaula contempla un indicador llamado score de riesgo, que determinará si las empresas pueden o no aumentar su producción en base a determinadas pérdidas de biomasa.
Lo anterior es un tema primordial para el gobierno y así se evidencia en la respuesta que la autoridad dio a SalmonChile en una de las tres audiencias a través de la Ley de Lobby, solicitadas por el gremio.
Según el acta de la reunión, fechada el 4 de abril pasado, la autoridad “está evaluando alternativas para modificar el modelo productivo vigente, las cuales serán presentadas en el mediano plazo”. Agrega que “no obstante, el análisis hecho por la subsecretaría da cuenta de que es necesario igualmente modificar el reglamento sanitario, en atención a la norma de densidades, puesto que actualmente las agrupaciones de concesiones pueden incrementar notoriamente sus producciones entre un período productivo y otro, lo que constituye un riesgo ambiental y sanitario”. La repartición respondió lo anterior luego de que el presidente de SalmonChile, Felipe Sandoval, dijera que las empresas que representa “no están del todo de acuerdo con la propuesta presentada por la subsecretaría”.
Movilidad de concesiones
Los privados, sin embargo, esperan más gestos por parte del gobierno. Uno de ellos es que se les permita “salirse” de la norma de densidades cuando, individualmente, el rendimiento sanitario del barrio sea óptimo y tenga la posibilidad de operar a densidad máxima.
De esa manera, la industria salmonera espera tener movilidad en las concesiones para distribuir las cargas y mantener su producción. Esto es más eficiente si se decreta, además, una mayor agrupación de barrios, asegura el ejecutivo de una de las operadoras del sector.
Otra petición de los privados y que el Ejecutivo estuvo dispuesto a analizar fue la modificación del modelo productivo, lo que implicaba pasar desde los actuales 24 meses de operación y tres meses de descanso, hacia una modalidad de 45 meses de operación y tres de descanso. Esto permitiría, precisa Odebret, coordinar mejor las cosechas y tener menos centros de cultivo operando simultáneamente.
También ayuda a planificar de mejor forma las siembras, bajando los costos y genera una oferta más plana, lo que impacta de manera positiva en el precio del salmón.
La decisión ahora está en manos de la autoridad, afirman en el gremio, que quiere diseñar una normativa en dirección de mejorar la calidad del salmón chileno versus el noruego, principal productor y mayor competidor de Chile. El alto uso de antibióticos de los peces locales es una preocupación.
A juicio de la autoridad, la industria ha realizado un mal uso de la biomasa. Un estudio elaborado por Subpesca, de hecho, que midió el comportamiento ambiental de la acuicultura entre 2009 y 2014, constató que los salmones abarcaron el 99% de la biomasa total de la categoría peces (ver infografía).
Sólo el Salmón Atlántico, el mayor producto exportado de esa industria, en 2014 lideró el uso de biomasa, con un 73,5% del total. Este es un salto relevante, pues en 2010 el uso de biomasa llegaba a 32,2%.
Fuente: La Tercera
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