Especialista entrega recomendaciones para elegir la bodega más adecuada para cada negocio y enfatiza que una ubicación ideal permite una buena distribución a la vez que minimiza el riesgo de ingresos violentos.
Elegir cómo y dónde almacenar los productos de una empresa se ha convertido en una decisión clave al momento de armar un negocio. En este contexto, la industria del arriendo de bodegas se ha posicionado como un aliado crucial para las empresas pequeñas, medianas y grandes, ya que ofrece la flexibilidad para ir aumentando o disminuyendo sus requerimientos de espacio de acuerdo a las necesidades, estacionalidad, o cualquier evento que se presente.
Para asesorar sobre qué criterios deben considerarse al momento de arrendar una bodega, Raimundo Prieto, gerente de operaciones de Bodegas San Francisco, BSF, aborda una serie de recomendaciones para facilitar que esta decisión sea eficiente, flexible y segura para su empresa.
· UBICACION. Hay distintos aspectos a tener en cuenta: precio, seguridad, ubicación, materialidad (por incendio o sismo), tipo de piso, etc. Sin embargo, en este último tiempo ha cobrado mayor relevancia la seguridad y una ubicación que además de permitir una buena distribución, minimice el riesgo de que puedan ingresar personas de manera violenta. El estar alejados de lugares que puedan originar una turba, que desencadene un saqueo, se ha transformado en una condición básica para una bodega segura. Si bien esto era secundario hace unos meses, luego del estallido social, este atributo se ha vuelto prioritario para muchos clientes.
· SEGURIDAD. En esta arista hay una serie de variables importantes a considerar, por lo que el experto de BSF detalla los siguientes puntos:
– Buenas barreras físicas perimetrales robustas y controladas, idealmente con más de un anillo de seguridad. En este ámbito siguen siendo muy efectivo el apoyo de perros en perímetros sensibles.
– Accesos que permitan transformarse de una calle fluida a un cerramiento que impida un ingreso incluso de manera violenta (antiportonazos).
– Un buen sistema de CCTV, que incorpore nuevas tecnologías como la analítica y cámaras térmicas.
– Alarmas conectadas a una central que permita unas rápida reacción
– Móviles y personal que patrulle los recintos en los períodos nocturnos y festivos.
– Una central de operaciones 24/7 que controle los patrullajes, CCTV, alarmas, etc.
– Un sistema de control de acceso que permita el ingreso a los recintos de manera fluída, pero controlando que sólo accedan personas que estén expresamente autorizadas a ingresar.
· MONITOREO DIARIO. Los sistemas de seguridad actúan de dos maneras: pasivos y activos. Los sistemas pasivos requieren un mantenimiento que se puede hacer de acuerdo a un plan periódico; sin embargo los sistemas activos se basan en un monitoreo que genera alertas (alarmas, patrullajes, guardias, sensores, etc) y estas alertas sólo tienen sentido si existe una reacción rápida y precisa. Estas reacciones van desde encender una sirena hasta poder bloquear un acceso. Sin embargo, lo más valorado es la detección de los potenciales delincuentes, que rondan diariamente los barrios industriales.
· FLEXIBILIDAD. Los contratos a corto plazo y la posibilidad de contraerse o agrandar los Centros de Distribución y Bodegas según la demanda, son un factor de flexibilidad clave para que los negocios sorteen sin problema las fluctuaciones estacionales. Además los modelos de condominio permiten incorporar servicios anexos de oficinas, casino y espacios de recreación, centralizando en un mismo punto la operación del negocio. Esta opción es particularmente atractiva para los operadores de última milla.
Con 1.600.000 de m2 disponibles para almacenamiento en Chile, BSF es el principal actor del bodegaje nacional. Desde 1985 a la fecha, ha alcanzado una infraestructura que cuenta con presencia en 14 centros, de los cuales 7 están en Santiago, 4 en regiones (Antofagasta, Chillán, Temuco y Pto. Montt) y 3 en Lima, Perú.