Sumitomo Corporation sale al camino del grupo Von Appen en Mejillones y alista proyecto portuario para la gran minería

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El plan consiste en ampliar el terminal para ácido sulfúrico que tienen en esa zona y adaptarlo para recibir, almacenar y embarcar concentrado de cobre. El encargado para Sudamérica de esta filial del centenario grupo Sumitomo, Haruo Matsuzaki, adelanta que esperan concretar esta inversión dentro de los próximos tres años.

La japonesa Sumitomo Corporation está en modo celebración y motivos le sobran. Este año cumplen 100 años desde su creación por parte de Sumitomo Group -que, a su vez, se empina sobre los 400 años de historia- y acaban de cerrar una millonaria operación en la que -junto a la filial Metal & Mining de la nipona con la que habitualmente actúan en conjunto en este ámbito- se asociaron a la canadiense Teck para impulsar uno de los proyectos de la gran minería del cobre que por estos días luce más auspicioso: la fase II de Quebrada Blanca, para la cual comprometieron US$ 1.200 millones por el 30%.

En paralelo, la multinacional, que es una de las más diversificadas de su país -con utilidades por US$ 2.900 millones, equity que supera los US$ 24 mil millones, están presentes en 66 países con nada menos que 947 filiales y subsidiarias, y más de 73 mil trabajadores-, sigue buscando crecer en las seis líneas de negocio que tienen en Sudamérica, como parte de un plan de inversión global a tres años que supera los US$ 11 mil millones (ver recuadro).

En este proceso, Chile es uno de sus focos, comenta el gerente general de la operación regional, Haruo Matsuzaki, quien precisamente con este objetivo hace uno año fue transferido a la sede de la compañía nipona en São Paulo, donde además ejerce como presidente de los negocios de Sumitomo Corporation en Brasil.

Antes de este cargo y durante 30 años, el ejecutivo lideró desde Tokio los negocios mineros metálicos de la corporación y fue presidente de Minera San Cristóbal, la principal operación minera de plata en Bolivia, lo que reconoce como todo un desafío, especialmente por mantener las relaciones con las comunidades y el gobierno de Evo Morales.

Como suele suceder con las empresas japonesas, los pasos de Sumitomo Corporation en Chile han sido sigilosos. En 1958 abrieron una oficina de representación en el país y hasta ahora han colocado a nivel local más de US$ 1.000 millones, que consideran inversión directa de capital y préstamos, lo que ubica a Chile como el segundo mercado más importante para ellos en la región, tras Brasil. «Si es que hay una oportunidad, queremos seguir invirtiendo para expandir nuestro negocio en Chile», dice Matsuzaki.

La inversión en minería y algunos servicios asociados a esta actividad, como el almacenamiento y trading de ácido sulfúrico para algunos de sus procesos es, por lejos, la actividad que ha predominado durante estos años. Además de la mencionada expansión de Quebrada Blanca, Sumitomo participa en las minas Candelaria -donde es socia de Lundin- y en Sierra Gorda, la iniciativa que impulsa la polaca KGHM y que durante sus primeros años de operación ha enfrentado diversos problemas, lo que incluso obligó a la japonesa a castigar esta inversión en más de US$ 700 millones (ver recuadro).

«Chile es el mayor productor de cobre del mundo, y el cobre es indispensable para la economía global, entonces si quieres hacer un negocio en Chile no puedes evitar hacerlo en la minería del cobre», resume el ejecutivo.

«La industria minera está esperando más competencia en servicios logísticos en el norte»

Matsuzaki explica que si bien la inversión en producción de cobre es muy importante para la compañía, tienen la intención de diversificar sus operaciones y ampliar su giro para proveer servicios logísticos y de carga para esta industria, como una forma de anticiparse también al cambio estructural que prevén para una de las actividades que realizan actualmente en Mejillones: la importación y almacenamiento de ácido sulfúrico, a través de Interacid, donde Sumitomo Corporation tiene el 100% de la propiedad.

Con más de 20 años de experiencia, esta filial opera un recinto de 30 hectáreas en la bahía de Mejillones, de las cuales 18 están aún sin utilizar, y donde posee infraestructura portuaria para el manejo y despacho de este insumo, que es clave para algunos procesos de la minería, como la producción de cobre en cátodos. Entre sus clientes, actualmente, la japonesa tiene a las cuatro mayores mineras del país: la estatal Codelco, BHP, Antofagasta Minerals y Anglo American. Al año mueven del orden de dos millones de toneladas de este producto.

Matsuzaki dice que ese recinto es la base del nuevo impulso inversor que tienen en el país, pues su intención es ampliar y transformar las instalaciones de Interacid para poder recibir, almacenar y embarcar concentrado de cobre. «Sabemos que habrá un aumento en la producción de concentrado de cobre, que se estima en poco más de tres millones de toneladas anuales, lo que abrirá la necesidad de la industria. El proveer un servicio estable en el tiempo podría convertirse en un cuello de botella para la industria minera en el futuro, y entendemos que, al mismo tiempo, la industria minera está esperando más competencia y la introducción de un nuevo actor en la industria de la logística», asegura.

El ejecutivo se refiere a que, actualmente, solo el puerto de Mejillones, que está ligado al grupo Von Appen, a través de Ultramar, y a la familia Elgueta, a través de la constructora Belfi, es el único que ofrece este servicio a las empresas que sacan su carga de concentrados por esa zona. En la ciudad de Antofagasta también opera el puerto de Antofagasta, ligado al grupo Luksic, pero por estar ubicado en el centro de la capital regional, este recinto podría enfrentar limitaciones para adaptarse al incremento de la producción de concentrados que se proyecta.

«La industria minera está ansiosa, porque son adversos a tener concentración y están esperando que llegue un player con una reputación que les dé confianza. Tenemos una muy buena ubicación en la bahía de Mejillones, más de 20 años de experiencia trabajando en esta área y tenemos una muy buena relación con las grandes mineras, como Codelco, BHP, AMSA y Anglo American», dice el gerente de Sumitomo Corporation para Sudamérica.

Añade que si bien aún están estudiando el proyecto para adaptar el puerto, a fin de definir el monto de inversión y el timming de ejecución, tienen claro que la oportunidad de negocio se dará dentro de tres o cuatro años, y en ese momento deberían haber concretado este proyecto, porque el incremento en la producción de concentrados en desmedro de los cátodos, impactará al negocio principal de Interacid, pues el mercado del ácido sulfúrico sufrirá un rebalanceo «Nos gustaría tomar la decisión antes de que se produzca el cambio en el mercado», comenta.

«La contracción que se avizora en el mercado del ácido sulfúrico podría mantenerse, y eso se explica, en parte, porque estamos pensando en diversificarnos hacia nuevos servicios para la minería. Parte de nuestra visión corporativa es siempre anticiparnos a los cambios que puede haber en las distintas industrias en las que participamos, porque esa es la única forma de que esta compañía pueda celebrar otros 100 años de operaciones», agrega Matsuzaki.

También hay presión sobre la logística de combustibles

Los terrenos de Interacid tienen una condición única: son prácticamente los únicos que quedan disponibles en ese sector, ya que el resto de las zonas con aptitud para el desarrollo portuario corresponden a terrenos fiscales, cuya enajenación es muy compleja, explica el ejecutivo.

Por esta razón es que otra de las alternativas que barajan es acondicionar su recinto portuario para el almacenamiento de combustibles, ya que hoy solo le prestan el servicio de recepción y traslado de estos productos al terminal que Copec y Enex tienen en esa zona. Estos volúmenes equivalen al 90% de los consumos de la Región de Antofagasta. «Una de las posibilidades que estamos analizando es prestar servicios de almacenamiento, tanto a las compañías que ahora tienen presencia en Mejillones como a cualquier otra que quiera contar con un lugar de recepción», apunta el ejecutivo japonés.

La estatal Enap ha anunciado su intención de redirigir su negocio hacia la logística y el almacenamiento de combustibles, pero en la zona norte no cuenta con posiciones, por lo que podría ser uno de los objetivos del plan de Sumitomo Corporation.

«Habrá un aumento en la producción de concentrado de cobre, que se estima en poco más de tres millones de toneladas anuales, lo que abrirá la necesidad de la industria».

 

Fuente: El Mercurio