Un muelle de 77 metros de largo, remozados frentes de atraque, un paseo-mirador, estacionamientos vehiculares y 66 boxes para el resguardo de artículos de pesca son algunas de las bondades que comenzaron a disfrutar casi 900 pescadores y acuicultores de Tongoy, localidad que vio cómo decayó su principal actividad económica, tras unas violentas marejadas en agosto del 2015 y el posterior maremoto del 16 de septiembre, en ese mismo año.
El proyecto, hoy terminado, sirvió incluso para soportar la falta de empleo, ya que el turismo, la segunda actividad más rentable, también estuvo deprimida por la destrucción e inundación de locales y restaurantes.
Funte : El Mercurio