En Quellón está tomando forma un ambicioso proyecto que busca rescatar una antigua tradición chilota. Se trata de un proyecto que quiere devolverle su sitial al velero chilote, mismo que contempla incluir regatas de estas embarcaciones en aguas australes.
La iniciativa nació el 2013 cuando Alejandro Cárdenas, encargado de Pesca y Acuicultura de la Municipalidad de Quellón en esa época, apoyado por el alcalde Cristian Ojeda y otros soñadores navegantes y carpinteros de ribera, presentó la idea de construir una serie de veleros chilotes que permitiera generar una línea de competición de regata. Algo así como embarcaciones con denominación de origen, el nacimiento de la «clase Quellón», podría decirse.
El propio Cárdenas, hoy funcionario de Sernapesca en el sur de la Isla, recuerda la génesis de la iniciativa: «Esto partió como una idea mía que se la presentamos al alcalde para ver si ellos la apoyaban. A él le gustó mucho y generó las instrucciones para que empezáramos a desarrollar el tema».
Continúa el gestor que «cuando comenzamos a trabajar el proyecto nos dimos cuenta que había que establecer si el bote a construir cumpliría las condiciones de navegación».
Para llevar adelante esta idea, todos los veleros deben tener las mismas medidas y características, por lo que fue necesario contactar a un ingeniero naval que volcara en un plano lo que los carpinteros de ribera han hecho toda su vida por oficio. La misión recayó en Esteban Patroni, profesional egresado de la Universidad Austral de Chile, «quien desarrolló para la municipalidad los planos, el diseño y cálculo de estabilidad del bote», sumó Cárdenas.
Leonardo Latorre, encargado de la Oficina de Turismo del consistorio, profundiza sobre el tema. «Hoy, con los planos, hemos generado lo que el carpintero de ribera conoce como plantillas, las que sirven de base para armar el esqueleto del velero. Lo importante aquí es que todos los veleros serán construidos con las mismas plantillas, que a su vez están respaldadas por planos navales que indican los detalles de cada una de estas lanchas», asevera.
Según el funcionario, se iniciará «una producción masiva y artesanal de veleros chilotes que nos permita en un futuro, no tan lejano, inscribir oficialmente las naves para formar una regata de competición nacional, lo que se enmarca en el desarrollo de instancias turísticas para la comuna».
Latorre dice que gracias al trabajo de Alejandro Cárdenas existe una nómina de 23 ciudadanos de Quellón que mandarán a construir su velero a alguno de los 11 carpinteros de ribera que han comprometido su trabajo. Todo este proceso además ha sido apoyado por la Capitanía de Puerto de Quellón y su jefe, el capitán de corbeta Mario Besoain, uniformados que han entregado asesoría técnica y han confirmado un curso de patrón deportivo de bahía para los futuros patrones y tripulantes que no tengan conocimientos en este tipo de navegación.
Maestro
Por estos días se encuentra trabajando en la etapa final del primer velero chilote de competición, quizás el prototipo de la «clase Quellón», un experimentado carpintero de ribera: Alberto Saldivia Águila. Este ancuditano de nacimiento, criado en la península de Lacuy, radicado en Quellón hace algunos años , con 69 de edad, casado y padre de cuatro hijos, nos recibe en su taller de la localidad de Cheter, a minutos del centro de la principal ciudad portuaria chilota.
El hombre, haciendo un alto en su trabajo, comienza el relato de su historia náutica: «Empecé de 13 años a trabajar como ayudante de un carpintero, de ahí me fue gustando y hacía botecitos chicos, como juguetes. A los 14 años hice mi primer bote». Suma que «comencé haciendo botes para trabajar, pero igual eran veleros, como este (el de regata que ahora está construyendo)».
Saldivia recalca que fue el primero de su familia que abrazó este oficio, ya de manera constante en 1960, después del terremoto, «porque se perdieron la mayoría de las embarcaciones y maestros carpinteros eran muy pocos. Era una necesidad tener botes en ese tiempo».
También evoca que en esa época era todo un espectáculo ver estas naves. «Nos juntábamos 30 o 40 botes en la bahía y más de alguno andaba con sus velitas trabajando. Salíamos a la vela, también a la pesca de la sierra», consigna.
Cuenta que ha hecho muchísimos botes, aunque no recuerda cuantos. «Después vinieron los fuera de borda, que fueron con créditos Corfo, estamos hablando de mediados de los ’70 y era para volverse loco. De esos hice 32 controlados. Luego empezaron las lanchas y me atreví a hacer lanchas grandes, de 10 y 12 metros, con créditos que les daban a los pescadores. En total llevaré unas 100 hechas, entre grandes y chicas».
Respecto al proyecto del velero chilote, Saldivia confirma que este navío está hecho para competir. «La tarea de esto es que sean todos iguales, para que sea pareja la regata. Puede que haya alguna pequeña diferencia en un poquito de peso, pero ojalá sean todos iguales», menciona.
«Formamos como un club con los otros carpinteros, donde nos comprometimos, la mayoría, a hacer nuestros propios botes para competir. Somos todos de Quellón, pero deben estar inscritos en este club», consigna, acotando sobre el financiamiento de la iniciativa que «a todas las personas o empresas que quieran tener su bote nosotros les vamos a construir sus botes. Ellos financian su bote. Pero como nadie quería tirar la primera piedra, como se dice, me arriesgué yo e hice el bote piloto. Este es el único que está recién terminado, con inversión mía».
Materiales
En relación a los materiales usados en el velero, el artesano expone que «la gracia de este bote es utilizar la madera más liviana y duradera, el ciprés. Este bote, en todas sus partes, está completamente hecho en ciprés y clavos de cobre. No tiene ninguna otra madera».
Para la confección de las velas, el género se encarga. «Ahora yo mismo lo voy a cortar a las medidas que dice el plano. Luego las mandaremos a coser donde una señora de Quellón que trabaja muy bien. La tela es especial y es importada», aporta.
Destaca que la diferencia entre esta embarcación y una de pesca radica básicamente en la utilización de planos, ya que los carpinteros de ribera, él mismo incluido, para hacer otras naves no los utilizan, haciéndolos solo cuando ya están terminadas.
Las herramientas que este chilote emplea en su oficio son, principalmente, taladros de todo tipo, cepillos eléctrico y manual, formones, lijadoras y martillo. Con estos implementos, más un ayudante, Alberto expresa que en un mes puede construirse una joya como esta. Aclara, eso sí, que en la materialización del velero piloto lleva varios meses: «Lo he ido construyendo de a poco, porque debo hacer otros trabajos para financiarme; además que hay que esperar que se seque bien la madera».
El riesgo financiero lo ha asumido el solo, pero no ha sacado la cuenta de lo invertido hasta ahora. «No lo voy a hacer hasta que no tenga las velas hechas. Después voy a calcular el valor de lo gastado, incluyendo mano de obra, pago de ayudante y materiales», revela, rematando que «si sale comprador lo vendo. Ojalá surjan hartos interesados que les guste el tema para que compren. Tenemos hartos interesados que habrá que contactar de nuevo porque se atrasó el proyecto».
La fuente reconoce que los otros carpinteros no han comenzado a construir otros botes de esta clase todavía y lanza una idea: «Ojalá que se pueda exhibir este velero para que los otros lo vean y que sepan que la cosa es para adelante. La gracia es que los carpinteros de ribera de Quellón tengan cupo para hacer botes, igual que yo, y van a tener trabajo igual porque hay interesados en comprarlos».
Se proyecta que quien quiera participar en regatas de esta clase deberá tener un bote que reúna las características y sea igual al resto de las embarcaciones, según el plano; de lo contrario, no podrá hacerlo. Incluso Saldivia ofrece las plantillas para que sus colegas comiencen la construcción de sus veleros.
Así, la palabra la tienen las empresas y particulares que podrán tener la oportunidad de ver sus colores o emblemas en velas desplegadas a todo viento, navegando y compitiendo en una regata histórica, la primera de su tipo. Ya está en marcha el Club de Botes Veleros Chilotes. No está lejos el día que las aguas australes de la Chiloé vean desplegar las velas a gráciles y bellas embarcaciones surcando la zona, aportando aún más belleza al paisaje y rescatando una tradición que puede dar un importante impulso al turismo y los atractivos de Quellón.
Fuente: Estrella Chiloé
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