El impacto de un tercer año con vendimia deprimida está comenzando a ser ponderado en términos de la producción vitivinícola disponible. Al problema que generó para algunas viñas la ocurrencia de los incendios forestales, se sumó en -términos generales- el aumento de las temperaturas que adelantaron la maduración de la fruta y del proceso productivo. Por esa razón, los viñateros notificaron ante el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) una merma del 6,4% en la producción de vino a mayo de este año, en comparación con los resultados de 2016. Joaquín Almarza, jefe del subdepartamento de Viñas y vinos del SAG, advirtió que la estimación durante el verano era de un 10% de disminución. Además, agregó que los factores climáticos determinaron “una disminución de la producción tanto en variedades tintas como blancas”. Respecto de su categorización, el 84% de la producción correspondió a vinos con Denominación de Origen (DO), el 11,6% sin DO y un 3,6% es calificado como vino elaborado con uva de mesa.
Las zonas que concentraron la mayor producción, en tanto, fueron la región del Maule, Libertador Bernardo O’Higgins y Metropolitana, totalizando el 93,1% del total.
Suben envíos
Pese a la caída en la producción, Vinos de Chile informó que, a mayo de este año, se registró un aumento del 5% en los montos exportados. Esto, debido a un aumento en los precios. Mario Pablo Silva, presidente del gremio, destacó que el avance se debe a la mayor penetración en mercados estratégicos, como Brasil y China, a los que se apunta a ingresar con más fuerza de aquí al 2015. De hecho, este último ha importado un total de US$219 millones de vino, unas 7 millones de cajas. Según Silva, hay expectación en el sector frente al segundo semestre, porque Inglaterra es un país clave para los envíos viníferos, pero que hoy representa un mercado de incertidumbre ante el Brexit.
Fuente: Pulso